En
“Beckett” (Netflix, 2021) tenemos a un turista estadounidense, que, junto a su
novia, visita la convulsa Grecia de 2015 (lo sé por las protestas en la
televisión), entonces… Spoilers a cascoporro…
Tienen un accidente automovilístico al salirse de la carretera de noche y
empotrarse con la única casa que hay a 45 km a la redonda.
Del
porrazo mayúsculo, la chica fallece y Beckett se rompe un brazo. Tras declarar
a la policía, Beckett vuelve a la casa donde metió el piñazo. Mientras
contempla el charco de sangre que dejó su chica, y a punto de meterse 400
pastillas “pal cuerpo”, una chica rubia y uno de los policías que le atendió en
comisaria, se lían a tiros con él. De hecho, en el brazo roto, le meten un
plomazo de lado a lado.
Tras
encontrarse con unos cazadores que le ayudan, los “malos” matan a uno de ellos,
y comienza una nueva persecución en la que el tipo sabe que no se puede fiar de
la policía. Así se va encontrando a distintas personas en su huida, sin saber
qué hacer, donde ir, o el motivo por el que le quieren matar, viviendo escenas
un tanto surrealistas como el llamar por teléfono con bridas en las muñecas sin
que la gente se cosque mucho por él.
Tras
encontrarse con unas activistas, se entera de que el chico que vio en su accidente
(eso no lo he querido contar hasta ahora) es el sobrino secuestrado de un
político de izquierdas, así que comienza a entender por qué se lo quieren cargar.
La
película se convierte en una trama política entre gente de izquierdas y ultraderechas
que tienen comprada a parte de la policía y a gente de la propia embajada estadounidense,
siendo Beckett el objetivo a eliminar por haber sido testigo de donde tienen
secuestrado al chaval, y el partido morado, los únicos que le pueden ayudar…
Así que Beckett, con un brazo roto, varios navajazos, un par de tiros y mil
doscientos golpes, se propone llegar hasta el final.
Psssssss… La película no deja de estar
entretenida (sin tirar cobetes, no os flipéis), y aunque hay cosas que te las meten con colador, como que prácticamente
este tipo se tenga que enfrentar a media Grecia, o que no se muera ni a la de
tres (no quiero imaginarme que habría logrado de estar al 100%), todo es
comprensible si la película es italiana y el protagonista es, como no podía ser
de otra manera, estadounidense, porque estas cosas no le pasan a un húngaro o a
un portugués ni por asomo. Arranca bien, pero después se mete en un tejemaneje
que me ha recordado a aquellos libros-juegos en los que según el camino que
eligieras, te encontrabas con extraterrestres o con Rita La Cantaora… Y al volver
sobre tus pasos, resultaba que estabas en el Amazonas… Esa es la sensación.
Efectivamente,
con media hora menos de metraje, le das más vidilla a la narrativa, tú y yo lo
sabíamos.
A veces el cine de acción es lo que tiene, que se vuelve político y como todo lo que tiene que ver con la política le sobra media hora (de cada hora). Con todo, me ha llamado la atención, así que, la anoto.
ResponderEliminarMil Gracias por leer la entrada. Si ves la película, me comentas que sensación te dió.👍😁
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