“Hex” (2018) me ha recordado a
viejas cintas de dvd, de aquellas que alquilabas a sabiendas que ibas a ver
algo mediocre, tirando a malo.
Dos hermanos están de viaje en
una isla remota de Camboya. Allí conocen a una estadounidense (Amber), que es
más rara que un perro verde. Ben, uno de los hermanos, se cuela por ella, y se
propone ligársela. Pronto empiezan los problemas, y es que la chica no es quién
aparenta, o dice ser, y está como unas castañuelas, mentalmente hablando.
La película es requetemala.
Mala de narices. Mala como ella sola. Los efectos especiales, de Spectrum u
ordenador de los ochenta. Tiene un par de escenas muy subidas de tono (y varios
desnudos), y parece que la han hecho unos colegas un fin de semana que estaban
aburridos, aprovechando que estaban en algún país asiático. Ahorra tu tiempo,
no merece la pena.
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