El caso es el siguiente: Aryan
es un joven sirio que intenta, junto a su padre, llegar a Europa ilegalmente.
En su intento, recibe un par de disparos en la frontera. Debería estar muerto,
pero en cambio, recibe el poder de levitar y de manejar a su antojo la
gravedad.
Un médico liante y corrupto,
el doctor Stern, pronto se da cuenta del potencial del chico y espera sacar
tajada de este aspirante a X-Men en su beneficio, mientras es perseguido por el
policía que hirió a Ayran, y este mismo busca a su desaparecido padre…
Realmente creo que se ha
perdido, como os decía ahí arriba, la oportunidad de contar una buena historia.
Tampoco es una película de un superhéroe, ni una crítica al panorama que sufren
los refugiados sirios en Europa… Le sobra media hora larga, perfectamente, y a
ratos, se me ha hecho eterna.
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