Sigo esta semana en mi línea de
tragarme películas de super-héroes. Son entretenidas, ideales para desconectar
un buen rato de todo lo que te rodea, buenos efectos, mucho ordenador, y me
recuerdan a los personajes de los cómics que leía en los ochenta. La verdad sea
dicha, no puedo pedir más.
Hoy le ha tocado el turno a “Black
Panther” (2017), antesala de la nueva película de “Los Vengadores” (2018), que
se estrena en un par de meses y que amenaza con ser, de largo, la película más
larga y con más personajes de las realizadas hasta ahora por Marvel.
En “Black Panther” (2017) nos
encontramos a T´Challa, que regresa a su país, el inhóspito y perdido Wakanda,
para hacerse cargo del trono, y de paso con el traje de Pantera Negra, que da
una serie de fabulosos poderes al que lo viste. Wakanda es una nación africana,
posiblemente la más avanzada del planeta (gracias al vibranio, un metal clave
de toda la tecnología y muy apreciado por sus cualidades), pero también la más
hermética (ríete tú de Corea del Norte).
El vibranio, precisamente, es la
clave de la posible apertura exterior de Wakanda. ¿Debe el país seguir
encerrado en sus tradiciones o debe compartir sus conocimientos y riqueza
tecnológica con el resto del planeta? Esa diferencia de opiniones, y la
aparición de algún villano, como Ulisses Klaue, hace que los wakandianos se
enfrasquen en unos dimes y diretes…
Me la han tachado en algunos
foros de ser excesivamente larga, a mi no me lo ha parecido. Está en la línea
del resto de las películas de Marvel y creo que, definitivamente, no está tan
mal…
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