El tema que se cuenta, que se
narra en “Diamantes negros” (producción hispano-portuguesa, 2013), nunca me lo
había planteado. La verdad es que nunca me había podido imaginar que alguien
traficara, o tratara, con estos asuntos tan en boga, tan en primera línea, como
son los fichajes en el mundo del fútbol base, con chicos de países del Tercer
Mundo, con sus sueños y sus necesidades, y como llegan engañados a España, o a
otro país, para ver como sus esperanzas se destrozan y sus vidas se quiebran
irremediablemente.
Moussa y Amadou son dos chicos
que juegan al fútbol en Mali. Un día cualquiera, un tipo se fija en ellos. Se
presenta como un observador, o captador, de nuestras estrellas del fútbol.
Pronto, jugando con la ilusión de los chavales (que apenas tienen 16 años), los
lleva engañados a Madrid, sacrificando las familias de ambos todo lo que tienen
para que puedan realizar el viaje.
Una vez en Madrid, los chicos y
su fútbol no encajan, y comienzan a correr, cada uno por separado, diversa
suerte, pero ninguna buena...
La película me ha impactado, por
su puesta en escena y por su cruda realidad. Lo primero que he pensado es, en
lo afortunados que son mis alumnos que viven ajenos a este tipo de realidades,
que muchas veces intento explicarles en clase vanamente. Ciertamente es una
película de lo más recomendable, a mí me ha conmovido, y supongo que lo que
refleja no será, ni siquiera, la punta del iceberg, como suele suceder en estos
casos.
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