“Todo puede ser comprado…”, así
comienza “13,99 euros” (“99 Francs” en francés) basada en un libro del mismo
título. La película tiene sus años, pero hasta hoy no me ha dado por alquilarla
(Un leuro, oiga, un leeeeuro).
Octave tiene treinta y tres años
y trabaja como creativo en una empresa de publicidad. Es un puñetero
triunfador. Está por encima de todo y de todos, decide lo que se va a llevar y
lo que no, está en la cresta del mundo de la moda, de la publicidad, gana once
mil euros al mes. Se emborracha, le da a la coca, y trabaja para todas las marcas exclusivas.
Es un hijo de puta que se mueve en un mundo de hijos de putas, como él.
Llega el momento en que Octave se cansa de
todo ese mundo de cabrones crueles, rayas de coca, sexo (¿Amor?, jajajaja) y falta empatía (al que
él pertenece desde hace mil años, y donde el fracaso no es una opción), y para lograr
que lo echen de la empresa donde trabaja, decide airear todo el mundillo de la publicidad, y de paso, conseguir una indemnización millonaria (si es que se puede).
Al parecer, la novela en la que
se basa es una autobiografía de Frederic Beigbeder (la cual no he leído), y la
película es, en mi opinión, recomendable y… esclarecedora.
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