En 2005, Nicolas Wild, dibujante
de cómics francés, sin trabajo y sin domicilio fijo, encuentra por fin un
trabajo ideal para él. El único problemilla que tiene dicho curro es que es en
Kabul, capital de un Afganistán recién salido de la guerra, donde todavía hay
insurgentes, talibanes, atentados suicidas y toque de queda.
Su misión allí será la de redactar una serie
de cómics para la población afgana (analfabeta en un 90%), con los cuales
explicarles, entre otras cosas, la función del recién nacido parlamento afgano.
En su viaje, Nicolas estará
retenido en Azerbaiyán varias semanas, se chocará con el idioma, la cultura y
la comida afgana, y también con mucho idiota occidental, dicho sea de paso…
“Kabul Disco. Tomo I. Cómo no fui
secuestrado en Afganistán”, editado por Ponent Mon en 2008, es uno de esos
cómics autobiográficos de lo más recomendable. Tiene una segunda parte: “Cómo
no me convertí en opiómano en Afganistán”, que aún no he leído, pero que
prometo comentar en una futura entrada.
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