Reconozco que me he acercado a
esta película, la libanesa “Ghadi” (2013), con mucho miedo. Había leído
críticas de gente que se había ido del cine en su día, de que si la película
era sosa y aburrida, que si era un alegato cristiano anti-abortista… Mil cosas
terribles.
El caso es que no me ha parecido
tan terrible. Es cierto que los quince primeros minutos, los más delirantes,
solo sirven para engancharte. Después la trama cambia radicalmente. Leba, un
profesor de música de un pequeño barrio cristiano de un pueblo de El Líbano,
tiene dos hijas preciosas. El tercer hijo, Ghadi, es un pequeño con Síndrome de
Down que moverá los cimientos sociales del barrio. Beatos, supersticiosos y
bastante estúpidos, rechazan al pequeño.
Lo insultan, se burlan de él, y
la cosa empieza a ir cada vez a peor cuando todos los hombres del pueblo se
unen para echarlo, y al padre se le ocurre algo relacionado con la aparición de
un ángel, el ángel Ghadi… Georges Khabbaz, guionista y protagonista de la película no es
Berlanga. Ni falta que hace. La película no es tan mala como había leído, es
ácida y mordaz, casi un cuento, una fábula. Interesante, entretenida, irónica con la
religión, con media hora menos sería la hostia, y con una muy buena fotografía.
P.D: Uno de los personajes es
idéntico al protagonista de “París, Texas” (1984) de Wim Wenders.
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