“Fiesta
de empresa” (2016) es una de esas películas que, más veces de lo deseable, nos
llega desde el otro lado del Charco, con chistes y gags ya bastantes usados en
el cine de alquiler. Esta es otra película más. Cambian los escenarios, se
repiten los cómicos, con Jason Bateman (Josh en la película) a la cabeza,
experto en estas lides, y que normalmente (en sus películas) suele hablar muy
rápido mientras otros dos o tres gansos orbitan a su alrededor, y Jennifer
Aniston (que tiene de cómica lo que yo de punk de los años setenta, es decir,
nada de nada).
Estamos
en Navidad. La sucursal de Clay (T.J. Miller) va “regulín regular” porque es un
auténtico desastre en todos los sentidos, un nene de papá a sus XXX años que ha
heredado todo lo que tiene. La Aniston (Carol en la película), que es su
hermana, es todo lo contrario. Es la parte trabajadora de la empresa, y tiene
malas noticias: La empresa va tan mal, que puede ser que cierren la sucursal de
Clay de un momento a otro. Para evitarlo, no se les ocurre otra cosa que hacer
una macrofiesta navideña para intentar captar un cliente fuerte que les ayude, económicamente,
a salvar sus culetes.
Como
os decía. Chistes malos, escatología al cuadrado, judíos celebrando la Navidad…
Para pasar el rato, y no pensar en nada. No le busques tres pies al gato.
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