No,
no os traigo la clásica película de Serie B del 58. No he conseguido hacerme
con ella, y eso que llevo buscándola mucho tiempo, pero debe estar descatalogada
o perdida por algún almacén, sin visos de hacerse más reediciones. Una pena.
Os
traigo el remake del 93, el de Daryl Hannah, que todo el mundo os dirá que es
requetemala. Y bueno, algo de razón no les faltará, pero si os la traigo aquí
es porque se puede ver, y no deja de ser entretenida.
Nancy
(Daryl Hannah) es una rica heredera, casada con un marido que le pone los
cuernos con todo lo que se cruza (ya le vale, con lo guapa que era la Hannah).
El caso es que un buen día, se acerca al Motel donde sabe que su marido Harry (Daniel
Baldwin, estos Baldwin…) se dedica a ponerle los susodichos cuernos. No lo
pilla, pero en el camino de vuelta, un ovni de cartón-piedra le mete un rayazo
cósmico en medio del pecho, como el que no quiere la cosa. Es lo que tienen los
ovnis en mitad del desierto, a unos les da un traje de superhéroe sin
instrucciones, a otros les mete un rayazo en el costillar.
El
caso es que, al poco tiempo, Nancy vuelve con Harry al mismo desierto, y dos de
dos, vuelven a ver el mismo platillo volante de cartón-piedra, que está vez
abduce a Nancy con unos efectos especiales de los ochenta “Marca Acme”. La
nueva Nancy, que reaparece en una azotea, pronto sufre los efectos de la
abducción extraterrestre, que como todo el mundo sabe, no suelen ser muy buenas
para la salud. Crece tanto que no cabe en un granero de cuclillas. Lo
interesante es que le crece hasta la ropa. Con el crecimiento vienen los problemas:
Con su tamaño, con Harry y sus infidelidades, con su padre y con los médicos…
Con todos en general.
Bueno,
os tenéis que tomar la película como una cinta de serie B, de bajo presupuesto,
malos efectos especiales y espaciales, y como mero cine de entretenimiento. No
le busquéis tres pies al gato.
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