domingo, 5 de febrero de 2017

Una señal invisible (2010)



          Con “Una señal invisible” (2010) me he llevado una pequeña decepción. Mona es una chica a la que le gustan las matemáticas. Su vida gira alrededor de los números, ¿El culpable de esta afición?, su padre, antiguo profesor de matemáticas que, cuando Mona tiene diez años, sufre un ictus.

          La película comienza con un magnifico corto de animación, pero poco a poco va perdiendo fuelle. Mona no quiere irse de casa, y prácticamente, su madre la echa un buen día. Pronto encuentra trabajo de profesora de matemáticas, sin buscarlo y sin ser licenciada. Sus clases son más bien caóticas, hasta el punto de que llega a comprarse un hacha para llevársela a clase (yo aún no he llegado a esos extremos). Y la película pierde interés a pasos agigantados.


         La vana ilusión de encontrarte con una película de cine social, o que despierte un interés por las matemáticas, se desvanece en un guion en el que no ocurre nada. El personaje de Mona (Jessica Alba) está con un continuo careto de no enterarse de nada, vivir en Babia, con dos coletas que solo te favorecen si tienes siete años, y con serios problemas afectivos y de inseguridad, que resuelve dando golpes a la primera madera que se encuentra.


        No engancha con el espectador, no sé dónde querían llegar o cual era el objetivo de la película. Se trata de un dramón de mucho cuidado, las enfermedades están siempre presentes (ideal para un hipocondriaco como yo) pero ni con los flashbacks, ni con el rollo indie neoyorkino despega…

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