Fatah
es un tipo peculiar. Es un campesino argelino, con voz, filosofía y pinta de
Woody Allen, cuyo único anhelo es ir a Francia, concretamente a París, al Salón
Internacional de la Agricultura, que es algo así como la Eurovisión de los
agricultores.
Jacqueline, su vaca, es su baza para cruzar el
Mediterráneo y presentarse allí. “La vaca” es una comedia francesa, que explota
muy bien las relaciones entre los franceses y los argelinos, desde un punto de
vista humorístico. Tiene unos puntos realmente graciosos, y no entiendo porque
la crítica especializada la puso en su día a parir de un burro, quiero decir,
de una vaca.
La
vaca casi es una excusa, como ocurría en aquella mítica película de Alfredo
Landa “La marrana” (1992), para explotar las relaciones humanas, los entresijos
de la naturaleza bípeda, que son más animales que las vacas, los toros o los
cerdos, en mi opinión.
La
presencia de Jamel Debbouze o de Christian Amieri, que suelen ser dos
secundarios franceses en este tipo de comedia, aseguran el pasar un buen rato,
aparte de escenas delirantes y absurdas, una detrás de otra (aunque hay
momento, sobre todo cuando aparece Lambert Wilson, que la cosa se para bastante
y empieza todo a recordarte al Lazarillo de Tormes con aquel escudero…). La
verdad es que la recomiendo.
P.D: El tipo, como veréis en las imágenes, no se cambia (casi) nunca de ropa.
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