He
de reconocer que hasta hace bien poco, nunca había oído hablar de la película “El
planeta salvaje” (1973). Se trata de una película de animación francesa, dirigida
por René Laloux, y basada en el libro “Oms en serie”, del escritor francés
Stefan Wul.
En “El planeta salvaje”, los humanos (Oms) son
mascotas de los Draags. Los Draggs son gigantes calvos, de unos doce metros de
altura, piel azul, ojos rojos y aletas de pez en la cara. Las mujeres Draags
llevan los pechos al aire. Son seres muy avanzados tecnológicamente, y con
ciertos poderes psíquicos, como la capacidad de realizar viajes astrales fuera
de su cuerpo, algo que ellos conocen como “meditación”.
Los humanos, simples marionetas para los niños
Draags, están en un estadio parecido al del Paleolítico Superior. Algunos son
los animales de compañía de los Draags, como ya he dicho, y otros, una inmensa
mayoría, viven en un estado de semilibertad vigilada, formando grandes colonias
o colectivos que los Draags eliminan, en un proceso que llaman de “desomnización”
cuando estos grupos se vuelven demasiado numerosos.
La historia comienza cuando una niña Draag,
Tiva, recoge un bebé oms al que unos niños Draags han dejado huérfano (matan a
la madre dejándola caer desde una elevada altura). Tiva cuidará desde entonces
a este pequeño Oms, al que pone el nombre de Terr, que pronto se revela como un
chico listo y que, gracias a unos auriculares de Tiva (que ríete tú de los
cursos CCC), aprende todo sobre los Draags, su tecnología, su mundo…
Siendo adolescente, Terr huye con los
auriculares en busca de más Oms. Quiere compartir sus conocimientos. Los Oms,
cavernarios, que viven en un parque, al principio no le creen, pero pronto se
darán cuenta que Terr les trae el conocimiento frente a las supercherías del
chaman de turno (ya lo sé, suena al Mito de la Caverna de Platón).
Con
el conocimiento en manos de los Oms, solo queda buscar un lugar dentro del
mundo de los Draags, librarse del miedo y de los continuos aniquilamientos. El
conocimiento hará que las dos razas se enfrenten, en una lucha por dominar el
planeta…
Con
un dibujo sublime, una música espectacular y unos escenarios surrealistas, “El
planeta salvaje” me ha parecido un verdadero peliculón. Sus escenarios recuerdan
muchas veces a los cuadros de Tanguy, Dalí, Magritte o Giorgio de Chirico. Si
no conoces la película, no puedes dejarla pasar. Y si la conoces… ¿A qué es
francamente buena?
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