La primera frase de la película es demoledora: “Un paquete
de cigarros cuesta 40 billones de marcos”. Estamos en la Alemania de
Entreguerras. La Primera Guerra Mundial ha dejado a una Alemania empobrecida,
con un altísimo índice de inflación y con una población desesperada. Es la
Alemania de la República de Weimar, la Alemania que devolvió Alsacia y Lorena a
Francia, la Alemania que se ve sin ejército de la noche a la mañana, y la que
ve el Ruhr ocupado por fuerzas francesas, y la de un tal Hitler que planea un
golpe de estado mientras las fábricas se llenan de bolcheviques... También es
la Alemania de los Expresionistas y del Cabaret, la Alemania humillada,
deseperanzada…
En este marco histórico incomparable, nos encontramos a Abel
(David Carradine), un judío norteamericano trapecista (lo tiene todo) que ha
dejado el circo y se dedica al noble oficio nocturno, y bohemio, de la bebida.
Un día, cuando llega a la habitación alquilada que comparte con su hermano
(Max), se encuentra el cadáver de éste: Se ha suicidado.
A raíz de ese suceso, Abel inicia una relación un tanto
especial con Manuela, su cuñada, que también se dedica al mundo del espectáculo,
y que tiene ciertos delirios. Pronto, alrededor de Abel, se suceden una serie
de asesinatos, y la policía se fija en él (como no, judío y borracho) como
principal sospechoso… “El huevo de la serpiente” es el nacimiento del nazismo,
incipiente, que tanto poderío tomará desde esta época, estamos en 1.923, es
Berlín, y el comienzo de la intolerancia se respira (el ataque nazi al Cabaret
es brutal), la tensión de los partidos extremistas, los experimentos con
humanos…
No es lo mejor de Ingmar Bergman, o eso dicen, aunque yo no
estoy de acuerdo con tal afirmación, para mí no deja de ser una película muy
interesante, sobre todo desde un punto de vista Histórico, no tenemos muchas
películas que desarrollen su trama en esta etapa de Alemania tan interesante, y
David Carradine hace un buen papel, lo borda, de hecho. En su conjunto, es
ideal para deprimirse, poética en su decadencia, con media hora menos sería la
repanocha, pero es… Recomendable.
Qué sorpresa tan agradable que hayas arreglado mi problema. Muy interesante el post. No he visto la película pero siempre me ha intrigado y me ha parecido magistral la metáfora del huevo traslúcido y Bergman es una garantía. Me gusta mucho lo que dices. Sigo con El Camino del perro, lo que he leído me gusta también. Suerte para la nueva etapa del blog y un abrazo,
ResponderEliminarLa etapa es fascinante, y Bergman es garantía de calidad cinematográfica. La sorpresa de un David Carradine a la altura es lo que más me llamó la atención. Gracias Firmin ;-)
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