domingo, 4 de septiembre de 2016

El puente de los espías.

 (Esta portada ya te está avisando de lo que viene)

     Pues nada, que hasta hoy no me había visto “El Puente de los espías”, poco más de dos horas de simple peliculón americano, en mi opinión. Esta es una de esas películas de Spielberg, como Amistad, que ves, y te dices: Qué mala suerte no haber nacido americano, todos son unos puñeteros héroes. No soy anti-americano, ni nada que se le parezca, pero este es un gran folletín de propaganda gringa, y hay que decirlo.
(Corre!!, son alemanes!!, te levantan un muro en dos minutos, si esto fuese España tardarían 15 años, corre!!)

        En plena Guerra Fría, James Donovan (Aka Tom Hanks) es un abogado de un buffette  de Brooklyn, al que le encargan la tarea de defender a un espía ruso capturado en Nueva York, pintor realista, para más señas, lo cual era bastante sospechoso en el Nueva York de los 50 al no estar vinculado a ninguna corriente artística.

        El caso es que Forrest hace bien su trabajo, tan bien lo hace, que salva al espía, que tiene la gracia y el salero de una maceta en una ventana, de la horca, a cambio de pintar barrotes en la cárcel durante treinta años. Lo cual, visto por el lado bueno, te ayuda a reflexionar sobre si debes, o no, cambiar de estilo pictórico.

        Mientras tanto, se desarrolla una subtrama, donde cuatro militares son elegidos para una misión de espionaje fotográfico en territorio soviético, (¿Qué pensabas, que eran cuatro que estaban acusados por un crimen que no habían cometido? No, esa es otra historia). Van a realizar la misión en un pedazo de avión, nuevito, cromado en negro, con cuatro polaroids de aumento focal, pero sin retrovisores ni sistemas anti-medidas por si les da a los malos, malísimos, los soviéticos, en tirarte con misiles o derribarte con un Mig. Eso sí, llevas dados colgando en la cabina, de terciopelo, que molan mucho.
 (Anda que como se presenten los de la Tercera Fase, en mitad del puente...)

        En la historia principal, al compañero del Sr.Wilson (Tom Hanks) le balean la casa por traidor, es lo mínimo que podía hacer el vecindario, y por no defender los valores de los EEUU de América que, como todo el mundo sabe, es donde mejor se respira la libertad. (Ojo!, Spoiler!, con esto no defiendo a los Ivanes, que tenían lo suyo). Pero al espía ruso nadie le toca un pelo, le tratan con un respeto impresionante, le dan una radio para que oiga Los 40 Principales en su celda de 30 m2, hace exposiciones de pintura… Es todo tan bohemio, tan respetuoso…
 (Lo mejó de lo mejó, Oiga!!)

        ¿Os acordáis del avión militar que era la caña de la tecnología militar?, Bueno, pues sufre el mismo destino que el Titanic en su viaje inaugural. El piloto iba comiendo una magdalenas, haciendo fotos y oyendo Radio Estadio, cuando tres pepinazos hacen de un domingo perfecto en un “no me chilles que no te veo”. Deberíais ver el Juicio al piloto americano, sin prensa, mucha bandera roja y mucho corte marcial. Asfixiante como la cola del Mercadona un sábado a las dos de la tarde. Claro, su trato en la cárcel no es el mismo que el que disfruta el espía ruso. Al americano le hacen ver toda la programación de Mediaset, en un cubículo de 2m2, mientras le preguntan sobre los concursantes de Gran Hermano, los tertulianos de Sálvame… Torturas que, a mí, personalmente, me hubieran vuelto loco a los tres minutos de estar allí.

        Y llegados a este punto, la película se convierte en un intercambio de cromos en el patio de un colegio: ¿Tienes a Butragueño?, te lo cambio por el escudo del Osasuna… Venga, y te regalo el de Señor, cuando tomaba café con Camacho. Recurren a Forrest (Aka Tom Hanks) para realizar el cambio de cromos. Viaje a Europa, a pescar percasoles, donde se nos abre otra trama: Un joven y valiente estudiante americano detenido justo cuando unos albañiles militares del Este levantan el Muro de Berlín con sus fusiles. Se podía haber escapado hace tiempo, pero lo vas dejando para mañana y… Y lo encierran en una celda que me recordó mucho a una pensión de Don Benito en la que viví hace unos años…
Lo de Berlín es muy curioso. A un lado del Muro: Elfos, sol y flores, todo es luz y mariposas. Al otro lado: Achgtung!! (O como se diga), nieve perpetua, anochece a las tres de la tarde, bandas callejeras que te roban el abrigo y te convierten en Comunista si te tocan, puertas secretas que se abren en las paredes, todo muy gris y en ruinas, te ametrallan antes de la cena, esclavitud, Mordor es una anécdota…

        Forrest Gump, al final, es capaz de cambiar un cromo viejo y arrugado, por dos casi nuevos. Impresionante cuando el pintor espía ruso se va al otro lado, al lado soviético, donde es una nevada nocturna y un frío mortecino, mirando atrás viendo lo que se pierde (Disney, Coca Cola…), y como el piloto americano no mira para el lado ruso ni para coger un dólar que había en el suelo…


         Película, como digo, entretenida a ratos, soberanamente aburrida otras veces, pero sobre todo, muy, pero que muy, americana. No hay nada como el otoño en Brooklyn, no hay nada como una buena cama americana. Mirar por la ventana del tren y ver gente radiante y feliz, y no ametrallamientos en masa. Todo un héroe este Forrest.

9 comentarios:

  1. Te has pasado cuatro pueblos y se te ha ido la pinza cinco jeje. De las pocas veces que no estamos de acuerdo en casi nada. Y otro día te hablo del U2,que ahora estoy sufriendo un golpe de calor en el Nuevo Vivero.

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  2. Pues vaya, será que yo he visto la película sin aire acondicionado... jajajaja

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  3. Pues a mí me gustó. Bastante.

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    1. Ostras Pedro, es un blockbuster, pero... Ahora que lo pienso, ¿A qué no me he pasado tanto?

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    2. Ostras Pedro, es un blockbuster, pero... Ahora que lo pienso, ¿A qué no me he pasado tanto?

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    3. ¿Un blockbuster?? Si me dijeras las adaptaciones chorras que Forrest ha hecho de los librejos de Dan Brown... Ésta no. Y sí que te has pasado jeje.

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  4. ¿No me dais la razón ni un poco?. Ay!!, ande veeee!!

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