“Diario
de un fantasma” de Nicolas de Crécy ha resultado un cómic demasiado filosófico
para mí. Una de esas idas de olla de autor que no acabo de entender. Empezaré
diciendo que no se trata ni siquiera de un fantasma. En un principio no tenía
muy claro si era la relación de un dibujante, de un creativo francés en Japón,
con un Yokai o un Yurei japonés, es decir, con un semidiós o un espíritu.
El protagonista en cuestión es un dibujo
polimórfico, en forma de simpática nube, que intenta cambiar de formas, preparándose
para un futuro en el mundo de la publicidad. Nos va contando su experiencia en
Japón, de mano de su manager. En el viaje de vuelta, conoce a otro creativo,
que le cuenta su vida en Brasil. Algo que asquea mucho a nuestro fantasma…
(Pasamos a modo Nogalina)
Con un trazo irregular, monocromático, blanco
y negro, que en la etapa brasileña cambia a nogalina, este “Diario de un
fantasma” no ha sido una de mis lecturas veraniegas favoritas, tiene pasajes
interesantes y otros en donde me pierdo y no me encuentro, pero he creído
preciso hacer esta pequeña entrada, a modo de referencia, para futuros
lectores.
P.D: Las viñetas las pillé de aquí y allí. La foto de la portada es mía, es decir, vuestra.
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