La ví desde la misma ventana desde donde Michel IV de Gato me contaba aquellas maravillosas historias que de las que él mismo era testigo, cuando yo llegaba de trabajar, harto de tornillos y clientes, y me sentaba junto a él… Era una joven hermosa, rubia con el pelo recogido en un simpático e informal moño, vestía falda larga y una camisa a juego, lila, sin apenas mangas, llevaba gafas de pasta azul y sentada en uno de los bancos de la avenida, hojeaba un periódico, con aires intelectuales, sin prestar atención ni siquiera a Sísifo que arrastraba su mastodóntica maleta dirección al autobús número 11…
Sentí curiosidad por ella y decidí bajar para observarla, sentarme junto a ella, quizás un acto demasiado temerario. Mi intención no era asustarla, yo solo quería que alguien me escuchara, quería hablarle de Schopenhauer y de cómo influyó en mi vida, más que Freud, más que Jung y más que mi ídolo de la infancia, Immanuel Kant, al que ya sólo recordaba, ingenuamente, con una mueca en la boca.
Al salir del ascensor, observé como Amparo,
Llegué a la calle y la busqué con la mirada. Un grifo pasó volando justo por encima de mi cabeza, lanzando graznidos mientras entre sus poderosas garras llevaba la mitad de una oveja, procedente posiblemente de Las Vegas del Guadiana, dirección al campanario de la iglesia. Ella, la chica rubia con pinta intelectualoide, seguía sentada en aquel banco, leyendo absorta la prensa. Como un felino me acerqué a ella, no me vio llegar y con un “Hola” me senté a su lado. Mi inhóspita presencia pareció turbar su tranquilidad. Alzó la mirada y me miró directamente a los ojos, como para sondearme, pude ver que los tenía de un azul celeste, preciosos, como un azul de mayo sobre un olivar, un azul de mar milenario que te invita a que te relajes en sus playas…
En ese instante se me olvidó Schopenhauer. Parece mentira, pero se me olvidó la metafísica de lo bello del gran alemán. Sólo podía pensar en aquellos ojos hipnóticos que, curiosos, me taladraban, y bueno, en la arquitectura del siglo XIX,
“Buenos Días” me contestó, tras unos eternos segundos de análisis e incertidumbre. Supongo que habría llegado a la conclusión de que no era un tipo peligroso. Y volvió a su lectura de la prensa.
- “Últimamente son todo malas noticias…”, comenté un tanto jovial.
Ella levantó de nuevo la vista y me miró tras sus gafas de pasta azul que hacía juego con sus ojos, y que, ahora que me fijaba, conjuntaban bien con su vestimenta.
- Yo busco trabajo. No leo las noticias. Me han despedido la semana pasada. Pero lo poco que hay no me interesa… Musitó.
- Yo también estoy en paro, comenté, tampoco encuentro trabajo, dije un poco avergonzado y miré al suelo, tratando de evitar sus ojos…
- Vaya, lo siento…, murmuró, y volvió a su lectura,…¿En que trabajabas?...
- Era ferretero…, comenté con la vista aún clavada en el suelo gobernado por chicles secos, restos de pipas y colillas de cigarrillos, …Por cierto, me llamó Duncan, Duncan de Gross, dije mirando la portada del periódico donde un sonriente Obama prometía un mundo sin armas nucleares…
- Yo era camarera, siempre he trabajado de camarera o de trabajadora social, echando una manita aquí y allí…, comentó pasando la página de los anuncios, …Hasta la semana pasada en que un chavalito joven y sin experiencia llegó y me quitó el trabajo, así sin más…, dijo tranquila,… Y el Gran Jefe me dijo: Hebe, recoge tus cosas que a partir de ahora Ganímedes se hace cargo de todo…
- Uff, ahora es que sólo quieren gente joven y sin experiencia, le dije usando toda mi empatía posible.
Entonces ella cerró el periódico, se giró hacía mi y comentó: “Claro, tienes razón, pero si es lo que yo le digo a todo el mundo…”, y continuamos hablando mientras yo volvía a pensar en Schopenhauer…
Bueno, es un punto positivo que se haya descomprimido un poco la tesión del momento y que hayas podido encaminar tus pensamientos de vuelta a pesar de la encandilación de sus ojos, ¿no te parece?
ResponderEliminar¿Así que te gusta Kant? Yo ahora retomé "El anticristo" de Nietzsche y ahí le hace una crítica a kant y su manera de pensar. Pero cuando lo leí me gustó como criticaba las ideas de Descartes.
Un beso :)
buena semana
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarjajaja ¿así que perdió todo el encanto cuando se decidió a hablar de lleno???
ResponderEliminaraiss hombres hombres...si es que no pué sé XD
un besote Duncan, que pases feliz noche, en el Vermut te dejé un regalito no sé, te veo de colores y cargado de energía positiva, creo que te va bien...
Hombre espero que la historia no termine aqui, yo me he quedado en suspenso...
ResponderEliminarQue disfrutes estos días, DUNCAN. Nos vemos a la vuelta, un beso grande!!!
ResponderEliminarEs que la crisis está muy mal!!!
ResponderEliminarSi al final tendremos que ir a sentarnos al banco de la historia!!!
Duncan, puede ser un comienzo, el estar en paro os ha unido y eso debe significar algo. Amiga de charlas cuanto menos.
ResponderEliminarBesos felinos.
Una historia preciosa Duncan. Me encanta como el pensamiento humano (¿masculino?) flota por ahí, a instancias de cualquier soplo de misterio o de no-misterio.
ResponderEliminar¿Así que tú TAMBIÉN escribes libros? Te propongo un intercambio... ;)
Hola Duncan...te he dejado un regalito en mi blog...
ResponderEliminarsaludos
Me ha gustado como describes los ojos de la chica, es precioso. La historia es buena y la empatía que se establece entre vosotros por un tema común a ambos y el recuerdo de Michel también son especiales. Besotes.
ResponderEliminarEn este contacto no hay premio de mujer intelectual, sigue buscando :P
ResponderEliminarVoy a tener que dejar de leerte; tus textos me afectan gravemente la salud (mental): ayer examinando cerámicas griegas vi esa imagen conocida de Edipo y ...me sorprendí pensando, Ala , mira Edipo y Amparo. Espero que se pase, no sé...es grave.
ResponderEliminarMe encanta conocer nuevas historias contigo.
ResponderEliminarBesos.
¡No siempre la juventud gana los puestos!...ero supongo que Hebe tendría una conversación divina sobre como servía de bién las copas antes de la llegada del tal Ganímides...
ResponderEliminarBesitos volados.
Marramamia míauuuuuu...
Ainsss que recuerdos me traen esos ojos azules jeje. Bueno no voy a ponerme melancólico-nostálgico jaja.
ResponderEliminarOne question. ¿Por qué hoy no has dicho la marca y precio de la ropa? :P
Bueno, pues con las relaciones que tiene entre la Jet la Srta. Hebe, haber si os consigue un trabajo a los dos... que en este pais donde esté un enchufe... Y no te fies del tal Ganímedes, que no sé porqué, me huelo que además del trabajo, te va a "picar" el ligue. Y es que hoy en día, ya se sabe...
ResponderEliminarBesos crack!
Holaaaaaaa.
ResponderEliminarAquí estoy otra vez.
Pienso como alguien que ha comentado, que si volviste a pensar en tus filosofias, es que aquella chica dejo de interesarte, o que dejo de ponerte nervioso.
En fin tendré que esperar para saber si eso es bueno o malo.
Me encantan los datos que siempre aportas en tus relatos, y al buscador de google también ja ja ja ja.
Un besito.
Esos ojos azules te dejaron hipnotizado.. y al cerrar la prensa se acabo el embrujo?.. jja..
ResponderEliminarComo un azul de mayo sobre un olivar.. que bella frase..
Un abrazo y feliz jueves...
Bueno, después de tanta complicidad, por lo menos la invitarías a un café ¿no?
ResponderEliminarAntes buscaban jovenes absolutamente preparados, ahora jovenes para poder despedir con facilidad.
Tengo la sensación de que Obama no cambiará el mundo sino que el mundo lo cambiará a él.
jaja
ResponderEliminara la ultima entrevista q fui el perfil que buscaban era un senior con "solo" 5 añós de experiencia...
na más...
Porque en el momento en que te prestó su atención tu le quitaste la tuya¿? o a sido un malentendido de mi propia lectura?
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