…Hoy he sido testigo, y protagonista, de un desagradable acontecimiento, que me ha hecho repudiar aún más, si cabe, mi desprecio por determinadas personas, y el escenario, esta cutre y decadente ciudad, que los acoge y cría impunemente…
Deambulaba, perdido en mis diversas ensoñaciones vespertinas, divagando sobre las “moscas volantes” que mi joven y traicionera miopía me castiga a ver a diario (mientras no vea duendes mi oftalmólogo dice que vamos bien), por uno de los muchos descampados que calvean por doquier la urbs, por uno de esos desiertos inhóspitos de bolsas de plástico, basura y piedras, rastrojos e hierbajos de diversa índole, la mayoría dañinos… Donde yo, si bien pudiera, plantaría una iglesia románica, o mejor una catedral, con su girola y todo, sino fuera por esta maldita crisis constructiva, porque la Caja Duero se niega a financiarme tan original proyecto, y porque ya no quedan constructores románicos como los de antaño…
…Cuando, súbitamente, reparé, en la presencia de cuatro chicos jóvenes, de entre once y catorce años, que lanzaban piedras, afortunadamente sin demasiada puntería, a un joven, escurridizo e intrépido gato negro, que pronto quedó fuera del alcance de estos depravados efebos. Al amonestar tan vil actuación, no propia de retoños herederos de una extensa civilización de cánones varios, cual fue mi sorpresa, ¡Qué Atenea los confunda!, que los mozos se giraron hacia mi, con aspavientos y amenazas variadas.
Me tomaron por el Director de La Sexta (Emilio Aragón), porque me increparon con dicha sutileza: “Cállate Payaso, que es solo un puto gato de mierda”, con un odio puro, sin destilar, que ponía los pelos de punta.
En un principio, se me encendió el aura, algo que no me acontecía desde tiempo ha, sentí el calor de la sangre por las venas, y al grito de “¡¡Castilla!!” o “¡¡Deus lo Volt!!” (Dios lo Quiere), felizmente me hubiera arrojado a la batalla fraticida contra aquellos cuatro pequeños facinerosos, hijos de la Logse y de su P.Madre, donde a pesar de perder gafas y empastes de maltrecha mandíbula, estoy seguro de que hubiera salido victorioso y que Niké me hubiera coronado justo vencedor.
Pero, al recapacitar, aconsejado en los brazos robustos de la templanza, sobre los posteriores acontecimientos que mi laureada victoria triunfal hubiera tenido, me alejé dando por segura la vida y hacienda del joven gato (que debía andar camino de Lisboa), y con una rabia e impotencia contenida, achacable al lugar donde existo, y a la ausencia de ética y educación, me alejé del campo de batalla bajo una sazonada nube de insultos.
¿Qué te puedes esperar?, me rodea la frustrante desesperación, la rabia, un lugar plagado de personas que odian a los animales en general, y donde las tiendas y restaurantes chinos son el nuevo summum cultural y gastronómico de una ciudad decadente, cateta, falta de valores éticos y provinciana a rabiar.
Odian, hunden, por el solo hecho de respirar, de existir, y cuando te enfrentas a esa clase de odio no vale la pena ni intentarlo. Se ha perdido la cordura, la empatia es ajena a estas tierras. Pasear por las calles es, en ocasiones, como masticar ortigas o tragarte guijarros como puños, y ni se te ocurra autocompadecerte, o ir de listo amigo, porque entonces estas realmente jodido, bien jodido…
…Pero aún, entre tanto odio, sueño. Constantemente. Claro que si. Sueño, soñamos, infinitamente… Y espero, y deseo, que ese gato negro también lo haga…
Deambulaba, perdido en mis diversas ensoñaciones vespertinas, divagando sobre las “moscas volantes” que mi joven y traicionera miopía me castiga a ver a diario (mientras no vea duendes mi oftalmólogo dice que vamos bien), por uno de los muchos descampados que calvean por doquier la urbs, por uno de esos desiertos inhóspitos de bolsas de plástico, basura y piedras, rastrojos e hierbajos de diversa índole, la mayoría dañinos… Donde yo, si bien pudiera, plantaría una iglesia románica, o mejor una catedral, con su girola y todo, sino fuera por esta maldita crisis constructiva, porque la Caja Duero se niega a financiarme tan original proyecto, y porque ya no quedan constructores románicos como los de antaño…
…Cuando, súbitamente, reparé, en la presencia de cuatro chicos jóvenes, de entre once y catorce años, que lanzaban piedras, afortunadamente sin demasiada puntería, a un joven, escurridizo e intrépido gato negro, que pronto quedó fuera del alcance de estos depravados efebos. Al amonestar tan vil actuación, no propia de retoños herederos de una extensa civilización de cánones varios, cual fue mi sorpresa, ¡Qué Atenea los confunda!, que los mozos se giraron hacia mi, con aspavientos y amenazas variadas.
Me tomaron por el Director de La Sexta (Emilio Aragón), porque me increparon con dicha sutileza: “Cállate Payaso, que es solo un puto gato de mierda”, con un odio puro, sin destilar, que ponía los pelos de punta.
En un principio, se me encendió el aura, algo que no me acontecía desde tiempo ha, sentí el calor de la sangre por las venas, y al grito de “¡¡Castilla!!” o “¡¡Deus lo Volt!!” (Dios lo Quiere), felizmente me hubiera arrojado a la batalla fraticida contra aquellos cuatro pequeños facinerosos, hijos de la Logse y de su P.Madre, donde a pesar de perder gafas y empastes de maltrecha mandíbula, estoy seguro de que hubiera salido victorioso y que Niké me hubiera coronado justo vencedor.
Pero, al recapacitar, aconsejado en los brazos robustos de la templanza, sobre los posteriores acontecimientos que mi laureada victoria triunfal hubiera tenido, me alejé dando por segura la vida y hacienda del joven gato (que debía andar camino de Lisboa), y con una rabia e impotencia contenida, achacable al lugar donde existo, y a la ausencia de ética y educación, me alejé del campo de batalla bajo una sazonada nube de insultos.
¿Qué te puedes esperar?, me rodea la frustrante desesperación, la rabia, un lugar plagado de personas que odian a los animales en general, y donde las tiendas y restaurantes chinos son el nuevo summum cultural y gastronómico de una ciudad decadente, cateta, falta de valores éticos y provinciana a rabiar.
Odian, hunden, por el solo hecho de respirar, de existir, y cuando te enfrentas a esa clase de odio no vale la pena ni intentarlo. Se ha perdido la cordura, la empatia es ajena a estas tierras. Pasear por las calles es, en ocasiones, como masticar ortigas o tragarte guijarros como puños, y ni se te ocurra autocompadecerte, o ir de listo amigo, porque entonces estas realmente jodido, bien jodido…
…Pero aún, entre tanto odio, sueño. Constantemente. Claro que si. Sueño, soñamos, infinitamente… Y espero, y deseo, que ese gato negro también lo haga…
=(
ResponderEliminarEsto es lo que nos espera de esta generacion "z" que iba despes de la X y de la Y. de esta generacion de Juanis y Jhonatan que estan más preocupados en la próxima fiesta rave, y en si en el Breska tiene la chupi-camiseta azul que se anuncia en la Vale. De esa generacion que se ponen hasta las trancas de cualquier cosa con tal de que sea de colorines y te de el subidon, mientras otros, a su edad estabamos inventando el botellon en la plaza de Barceló. Estos niñatos que no tienen respeto por nada que no sea ellos mismos, o incluso ni por ellos.
ResponderEliminarNiñatos que no saben hacer la o con un canuto pero que te dan cinemil vueltas el politonos, descargas del you tube.
Vaya jubilacion que nos espera
A mí también me queman la sangre estas situaciones, me cabrean por la impotencia...
ResponderEliminarLo mejor es que los gatos suelen ser bastante sagaces, y escapan y sufren menos que nosotros mismos cuando presenciamos la escena.
Besazo
Duncan, creo que esto que describes no tiene que ver sólo con la ciudad en la que vives, ahora mismo es una realidad extendida a todo el país.
ResponderEliminarY la culpa de que las nuevas generaciones se rifen el premio Nobel a la gilipollez, incultura e inhumanidad infinitas es de las generaciones anteriores, que les han inculcado los muy nobles valores del dinero, la fama, la diversión y el gusto por lo fácil y efímero.
Pero sí quedan soñadores, lo único que pasan un poquito desapercibidos, los demás llaman demasiado la atención.
Son solo niños. Que no tienen la educación necesaria, porque sus profesores no pueden apenas demostrar su autoridad (y no digo físicamente) y sus padres no quieren.
ResponderEliminarQue peores cosas se hacían en los pueblos (y se seguirán haciendo) con los animales, pero lo del respeto...
¿Qué se puede hacer?, Si sus educadores son ¡Mariñas y Ana Rosa!
Un abrazo y paciencia.
hostias... a mi excusar en q son solo niños, me parece grave. a mi, personalmente. precisamente xq son solo niños. cuando sean puberes, adolescentes, mayores de edad, jovenes de 22 años, entonces ya... perdidos del todo.
ResponderEliminarpresicamente xq ahora son solo niños ahora es donde hay q atajar el problema. pero bueno, es mi opinion. no estoy en contra de la de nadie. ni de la temmpus. ;-/
tema recurrente este del civismo. os enlazo reciprocamente:
http://bloglobosofia.blogspot.com/2008/12/as-est-la-educacin-ciclo-educativo-v.html
No, jorgogi, no les estaba defendiendo ni justificando. Solo que me parece que el problema debería ser solucionado en la raiz: la educación que no tienen.
ResponderEliminarAyer unos jóvenes eran retenidos por unos "agentes de seguridad" del metro, porque le habían intentado robar una carpeta a una chica (probablemente compañera de clase).
Hace cinco años, a mi hermano le partieron la nariz (se tuvo que hacer reconstrucción) porque unos adolescentes un par de años mayores decidieron que esa podía ser una forma de demostrarse fuertes delante de sus novias.
Lo de que son solo niños, era ironía pura. Son niños, pero pueden hacer daño igual.
Yo prefíero no arriesgarme, porque el actual sistema judicial defiende al menor a raja tabla, haga lo que haga, y quizás si lee esto Carls, que trabaja con nenes problemáticos y está harto de ser tstigo de auténticas burradas nos lo pueda aclarar aún más. Por cierto Jorgogi, el enlace es muy bueno, gracias por la aportación. Hoy precisamente la prensa local se hace eco de los continuos abusos que los nenes cometen contra profes de secundaria y es para llevarte las manos a la cabeza...Impresionante.
ResponderEliminarEsta escena que dibujabas, no por repugnante, efectivamente ya se ha convertido en algo común, y no es por nada mientras se lo hagan a un "gato" y no a una vagabunda (con intenciones únicamente de asustarla), no pasa de anecdótico.
ResponderEliminarHace mucho tiempo que desgraciadamente se le hecha la culpa al sistema educativo, y luego ve uno como los padres alientan a sus vástagos a faltarle al respeto a todo lo que se mueve y pobre de ti si te cruzas con ellos.
Lo de que el sistema educativo no está para educar, es algo manido pero cierto. Si sus padre/madres soltaran dos terapeuticas ostias de vez encuando probablemente todo iría mejor. Yo estuve en un colegio de curas y no sólo no me traumaticé, sino que además me convertí en ateo, pero si algo bueno tenía aquel enrrarecido ambiente era su disciplina.
Como no quiero ser pesimista ante algo que sencillamente no tiene solución, te recomiendo que la próxima vez pases de largo o en su defecto te compres un revolver y a practicar tiro al blanco con esos pequeños hijos de puta...
Vaya tela. No sé cómo no son sus padres quienes les dicen que todo ser vivo merece respeto. O no hacen ni caso. Qué pena. A mi gato si le hacen algo, de verdad que no sé qué les hago.
ResponderEliminarLa verdad es bien triste que ahora pasear por las calles sea de esa manera, parece que el odio está en alza y la verdad no entiendo porque...
ResponderEliminarRecuerdo momentos en que podías estar en la calle jugando hasta altas horas de la noche, sin miedo a nada...y ahora la verdad es que acongoja un poco, a veces me fijo cuando voy por la calle y hay un grupito de chicos de esas edades que tu dices y la gente cruza para otra acera, aunque no estén haciendo nada los chicos simplemente hablando, pero el miedo ya provoca en muchas personas que escapen de ellos..A donde vamos a ir a parar..
Me alegro porque hayas tomado esa determinación, otra realmente no te hubiera llevado a nada, al final conseguiste salvar la vida de ese gatito..
Un besote muy dulce amigo
Me pongo enferma de pensar que alguien le haga daño a un animal. Hay quien discute conmigo, pero sigo pensándolo LOS ANIMALES SON MEJORES QUE ALGUNAS PERSONAS.
ResponderEliminarNo creo que sea cuestión de que te gusten o no los animales, es problema de que estamos rodeados de SALVAJES, amparados en unas leyes absurdas y con padres que delegan sus funciones en quien no corresponde.. AL COLEGIO SE VA A ESTUDIAR Y NO A QUE TE EDUQUEN, LA EDUCACIÓN HAY QUE LLEVARLA DE CASA.
Vergonzoso, pero estos son los que se supone van a ser nuestros nuestros médicos, profesores de nuestros hijos, nos van a sacar de la crisis.... en fin... Virgencita, virgencita.
Me ha encantado tu sensibilidad hacia el gato objeto de desprecio por unos chavales que demuestran no tener ningún tipo de sentimientos hacia el animal, que bastante tiene con sobrevivir en un inhóspito solar.
ResponderEliminarA mí como también me gustan mucho los animales, me lo he pasado muy mal y me lo paso, ya que parece que no tengan ningún derecho a vivir en la ciudad. Pero me da alegría saber que hay personas compasivas y sensibles como tú, pues a veces pienso ¿dónde estarán? Un beso.
Gracias!
ResponderEliminarPero uno no puede dejar lo que le gusta solo porque otros lo desaprueban... A lo largo de la vida mucha gente opinará sobre nosotros y lo que hacemos, pero lo que haces te tiene que gustar a vos, mientras así sea nada más importa. Así que espero que vuelvas a agarrar los pinceles y pintes lo q más te guste, cualquier estilo, cualquier imagen. Yo creo que postergar el arte o abandonar lo que uno ama es postergarse a uno mismo, quiero ver tus obras!!!!!!!
Con respecto a lo que contas en el blog, yo casi siempre veo ecenas de esas por la calle y me da rabia no poder hacer nada para evitarlo... cada vez hay más enagenación.
Bueno besos!
hablamos
maru...
Ya está casi todo dicho. Valga mi reconocimiento a tu actitud, tanto la inicial (llamarles la atención) como la última (no comenzar una espiarl de violencia sin sentido, que sólo te perjudicaría). Los adolescentes, fatal. Duancan, excelente. Y así van las cosas.
ResponderEliminarYo estoy con Carlos, los educadores cada vez podemos hacer menos, nos tienen atados de pies y manos y las familias en muchos casos (demasiados) nos quitan la autoridad. Los chavales son los amos y señores de sus casas, unos auténticos tiranos que viven en un mundo propio en el que son los protagonistas absolutos, sin normas, disciplina ni consecuencias por sus acciones... y así nos va... miedito me da pensar que serán los que tengan que sacar adelante a Aspanya en futuros años...
ResponderEliminarHe dicho.
¡Niñatos de mierda! Te ha quedado un artículo muy "revertiano" pájaro ;) Está muy bien.
ResponderEliminarmenuda generación quee stamos criando sin respeto a los animales ni respeto a los demás.... :(
ResponderEliminarbesitosss
los están convirtiendo en pequeños dictadores, sin norma alguna que rija su vida porque supuestamente eso les "coarta su libertad" y les "traumatiza". Ya. En mucho, estoy de acuerdo con CARLOS.
ResponderEliminarEn cualquier caso, respecto al post en cuestión, olé mi DUNCAN!!! a mí me pasó algo parecido, pero eran mayorcitos (unos veinte años) y "solo" le habían dado (bueno, fue uno en concreto mientras otros 3 se partían de risa) una patada aun gato que lo hizo volar y lo dejó mal parado debajo de un coche. Me encaré con él, y le llamé a la cara cabrón, hijoputa y le dije que era muy gracioso y que ojalá esa patada se la dieran a él mientras tomaba el sol en la playa con los ojos cerrados (situación en la que estaba el gato, al sol en una acera de un lugar con mar). Al principio se rió de mi, luego agachó la cabeza y se marchó. Me expuse a unas buenas hostias, porque eran grandotes y yo soy más bien menudita, pero la verdad, me quedé muy a gusto. Aunque el nudo en el estómago me duró días.
Degenerados.
No sé a dónde vamos a llegar, porque ahora le soplas a un niño en el cole y ya te tienen denunciado/a. Y encima con todo a su favor.
ResponderEliminarBesos.
"La cultura de los pueblos se mide por el respeto que tienen a los animales", una gran verdad... si en casa no les enseñan a comportarse y a tener respeto a los demás ¿como van a tenerselo a un ánimal?. Hemos pasado de "la letra con sangre entra" a "la letra no entra porque no me sale a mi de los cojones" y creo que ni una cosa ni la otra... la libertad no es libertinaje, que es lo que normalmente se ve en esta época. No hay respeto por nada ni por nadie. Esa es otra de las cosas que me hechan para atrás a la hora de presentarme a las oposiciones de secundaria: no sé si aguantaría a semejantes cafres todos los días. Mejor me quedo de administrativa que mi ordenador no insulta ni maltrata.
ResponderEliminarMil besos Andrés.
Buena entrada!
Amén al último párrafo (y al resto)
ResponderEliminar