… Hace un par de noches, a las tres y media de la mañana, estábamos Michel IV de Gato y yo, tan tranquilos, viendo a Punset en La 2, hablando de las mitocondrias y la reproducción asistida de las mismas, tema interesantísimo donde los haya, mientras yo me bebía mi cuarto chupito de absenta de la buena, y Michel su tercer Bloody Mary de su platillo especial para Bloody Mary, cuando oímos el zumbido de un helicóptero justo encima de nuestras cabezas. Un gran signo de interrogación nació de nuestras miradas cruzadas, y antes de que pudiéramos decir “Stalin”, el salón se llenó de Geos, fuerzas especiales de asalto de la policía, enlutados, con enormes gafas acristaladas, pasamontañas, y con unos negros y relucientes fusiles o metralletas, no entendemos de armas (ni queremos), apuntando a nuestras cabezas, tres a mi, y dos a Michel que tiene la cabeza más pequeña. A mi casi se me atraganta la absenta y a Michel le pilló dando lengüetazos al platillo de Bloody Mary.
En un principio pensé que eran los de Telefónica los que nos habían mandado a los Geos por algún impago… Con no demasiada delicadeza me esposaron, y a Michel le metieron en una gatera portátil a empujones, la verdad es que no opusimos mucha resistencia porque ambos estábamos bastante bebidos. En la tele, Punset nos invitaba a su próximo programa en el que va a hablar de la inteligencia de los glóbulos blancos frente a las plaquetas hormonales y la relación de estas con las Nuevas Tecnologías…
A trompicones, sin leernos nuestros derechos ni nada como en las pelis yanquis, nos metieron en el ascensor, Michel desde el fondo de su carcelaria gatera comenzó a maullar un poema de Miguel Hernández. Al abrirse la puerta del ascensor, pudimos comprobar como Amparo, la Esfinge del Rellano, tenía acorralados a otros dos agentes que no habían sido capaces de responder al enigma que les había propuesto, y eso que la respuesta al mismo era bien sencilla: “El Conde-Duque de Olivares”.
Meternos en un furgón blindado y llegar a la comisaría fue un suspiro, nos llevaron raudos. A pesar de estar esposados, nos seguían apuntando con aquellos caños negros metalizados, amenazantes. No entendíamos nada. Yo pensé que en cuanto saliéramos de este atropello le prohibiría a Michel que volviera a llamar a Hugo Chávez o a Evo Morales, siempre llama él, “Coño, que llamen ellos de vez en cuando”, pensé. (Fidel ya no se pone al auricular cuando llama Michel, dice que es muy pesado…).
En la comisaría, como en las pelis norteamericanas, nos metieron en una habitación. A mi me hicieron una foto de frente y otra de lado. A Michel una de frente, otra de lado, otra chupándose una pata y una cuarta lamiéndose el rabo. Cosas de gatos.
Pronto nos sentaron, de mala manera, delante de un comisario. Michel le maulló “fascista asqueroso”, pero el comisario ni se inmutó. Yo esperaba que el comisario fuera Máximo Valverde, para preguntarle como termina la sexta temporada de la serie, pero era un tipo gordo, con pantalones de pana azul oscuro (32,00 euros en El Corte Inglés), camisa blanca, gafas Indo de pasta negra (74,00 euros la montura) y zapatos negros de Panamá Jack (89,90 euracos en cualquier zapatería de las buenas…).
El comisario nos explicó el motivo de nuestra inesperada visita nocturna. El culpable no era Telefónica, aunque lo hubiera preferido, el motivo es que relacionaban a Michel IV de Gato con una célula islamista dormida de Al-Qaeda en nuestro país. “Hombre, dormir, lo que se dice dormir, si que duerme señor comisario…Hasta doce horas al día…”. “…En cuanto a lo de islámico, le duró tres semanas, vamos, el Ramadán solamente, ya lo ha dejado”, intenté excusar a Michel, que no decía nada desde el fondo de la gatera. Nos dijo que teníamos derecho a un abogado, y que la noche la íbamos a pasar, de momento en los calabozos.
Y así, pasamos el resto de la noche en una celda de tres por cuatro metros, con dos literas, Michel se pidió la de arriba. Le pregunté si sabia de que iba este rollo de la célula islamista, y me dijo que no tenía ni idea, a él lo único que le importaba que no le quitasen la suscripción a la “Revista de Occidente”. Esperemos que buscando apoyos a su causa, la autodeterminación del Patio-Lavadero, Michel no haya hablado con quién no debe…
A las diez de la mañana nos vinieron a despertar, Michel quería dormir un poco más, pero nos dijeron que éramos libres, que todo había sido un error, una confusión, y que no éramos los tipos que andaban buscando. Le pedimos 2 euros al comisario para el autobús, pero nos dejaron en la puerta de la comisaría, y ni siquiera nos invitaron a un café…
En un principio pensé que eran los de Telefónica los que nos habían mandado a los Geos por algún impago… Con no demasiada delicadeza me esposaron, y a Michel le metieron en una gatera portátil a empujones, la verdad es que no opusimos mucha resistencia porque ambos estábamos bastante bebidos. En la tele, Punset nos invitaba a su próximo programa en el que va a hablar de la inteligencia de los glóbulos blancos frente a las plaquetas hormonales y la relación de estas con las Nuevas Tecnologías…
A trompicones, sin leernos nuestros derechos ni nada como en las pelis yanquis, nos metieron en el ascensor, Michel desde el fondo de su carcelaria gatera comenzó a maullar un poema de Miguel Hernández. Al abrirse la puerta del ascensor, pudimos comprobar como Amparo, la Esfinge del Rellano, tenía acorralados a otros dos agentes que no habían sido capaces de responder al enigma que les había propuesto, y eso que la respuesta al mismo era bien sencilla: “El Conde-Duque de Olivares”.
Meternos en un furgón blindado y llegar a la comisaría fue un suspiro, nos llevaron raudos. A pesar de estar esposados, nos seguían apuntando con aquellos caños negros metalizados, amenazantes. No entendíamos nada. Yo pensé que en cuanto saliéramos de este atropello le prohibiría a Michel que volviera a llamar a Hugo Chávez o a Evo Morales, siempre llama él, “Coño, que llamen ellos de vez en cuando”, pensé. (Fidel ya no se pone al auricular cuando llama Michel, dice que es muy pesado…).
En la comisaría, como en las pelis norteamericanas, nos metieron en una habitación. A mi me hicieron una foto de frente y otra de lado. A Michel una de frente, otra de lado, otra chupándose una pata y una cuarta lamiéndose el rabo. Cosas de gatos.
Pronto nos sentaron, de mala manera, delante de un comisario. Michel le maulló “fascista asqueroso”, pero el comisario ni se inmutó. Yo esperaba que el comisario fuera Máximo Valverde, para preguntarle como termina la sexta temporada de la serie, pero era un tipo gordo, con pantalones de pana azul oscuro (32,00 euros en El Corte Inglés), camisa blanca, gafas Indo de pasta negra (74,00 euros la montura) y zapatos negros de Panamá Jack (89,90 euracos en cualquier zapatería de las buenas…).
El comisario nos explicó el motivo de nuestra inesperada visita nocturna. El culpable no era Telefónica, aunque lo hubiera preferido, el motivo es que relacionaban a Michel IV de Gato con una célula islamista dormida de Al-Qaeda en nuestro país. “Hombre, dormir, lo que se dice dormir, si que duerme señor comisario…Hasta doce horas al día…”. “…En cuanto a lo de islámico, le duró tres semanas, vamos, el Ramadán solamente, ya lo ha dejado”, intenté excusar a Michel, que no decía nada desde el fondo de la gatera. Nos dijo que teníamos derecho a un abogado, y que la noche la íbamos a pasar, de momento en los calabozos.
Y así, pasamos el resto de la noche en una celda de tres por cuatro metros, con dos literas, Michel se pidió la de arriba. Le pregunté si sabia de que iba este rollo de la célula islamista, y me dijo que no tenía ni idea, a él lo único que le importaba que no le quitasen la suscripción a la “Revista de Occidente”. Esperemos que buscando apoyos a su causa, la autodeterminación del Patio-Lavadero, Michel no haya hablado con quién no debe…
A las diez de la mañana nos vinieron a despertar, Michel quería dormir un poco más, pero nos dijeron que éramos libres, que todo había sido un error, una confusión, y que no éramos los tipos que andaban buscando. Le pedimos 2 euros al comisario para el autobús, pero nos dejaron en la puerta de la comisaría, y ni siquiera nos invitaron a un café…
bonita pelicula,por que llevase al gato es demasiado,creo que te lo tienes que tomar mas tranquilo se lo que es,y se que los nervios nos traicionan,tienes que poner anuncios gratis en internet en todos los sitios que se pueda,es lo que hago yo,y no gastes en tonterias,por que no es tiempo de gastar por gastar,ya se que me meto donde no me llaman,o a lo mejor no entendi tu mensaje,perdona si te he molestado ,suerte...........
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarjajajaja!
ResponderEliminartienes un grave problema con su ilustrísima Michel IV de gato...
Un día te paso el retrato de una gata con la que podría plantearse dominar el mundo... y más.
Irene, no te flipes, que mis gatas van primero jajaja!
ResponderEliminarEste Michel IV, nos va a matar a disgusto a todos...
siejqueeee...
Un beso!
cristal100k, no me flipo, creéme que sería mejor que no se conocieran nunca, es una gata poseída por el mal... pero le hice un cuadro, y la verdad... está bastante bien.
ResponderEliminarqué poca consideración! ni un mal café!
ResponderEliminarmmm detenidos en el calabozo... al final por culpa de Michel IV de gato vas a coger fama de malote...
Menuda historia, yo creo que me moriría del susto, jajajaja..
ResponderEliminarBesos muy cálidos
que bueno, me ha encantao, me pongo al dia con tu blog.
ResponderEliminarpor cierto, que marca de absenta essss? jajaja, la comprare parece buena, jeje
salu2
¡Cómo no te den pronto un trabajo, me echarán a mí del mío. No doy a basto con tus historias, je, je.
ResponderEliminarjajaja, ese gato anda en algo raro!!!!!
ResponderEliminargracias por escribir de esta manera, gracias de verdad...
mil besos
he caido por aqui... y me has enganchado... bueno, tu no, realmente quien me ha enganchado ha sido Michel...
ResponderEliminarte iré visitando! un beso!
jaja, que bueno, debe ser de terror algo así
ResponderEliminarun besito
jajaja... me he reido un rato!!
ResponderEliminarDios mio, invitame a una copa de esas, por favor!! Yo necesito vivir historias así!!
Bess
Euss. Esta justicia, y encima ni un café.
ResponderEliminarBueno me alegro que volvais a casa sanos y salvos.
Besos
Dormir tanto no podía ser bueno.
ResponderEliminarEl arma sería un UCI de los viejos o un CETME de los nuevos jajaja :P Se te va el perolo cosa mala jejeje. ¿No estarás tomando absenta de verdad? :P
ResponderEliminarTa otra pájaro jaja!
Q fuerrrrte! Os jodieron (con perdón) la velada, asaltaron la casa, armaron todo ese pifostio y luego....habia sido un error.
ResponderEliminarPedir una indemnización, no es para menos!!!
muakk
Y digo yo...No sera verdad que Michael esta ocultamente infiltrado en una organización islamista oculta y finge ser un gato comun(bueno...no tan común todo hay que decirlo)...jmmm yo me lo preguntaria seriamente ...fijate sino tiene un pañuelo palestino oculto entre las latas de wiskas o una alfonbra para rezar a la meca camuflada de cama...atento que puese ser que en relidad lo quieran vigilar de cerca....
ResponderEliminar;)
Jejeje, me alegra que os haya gustado esta nueva desventura de Michel IV, la verdad es que con él no te aburres nunca, ni con el particular Universo que le rodea...
ResponderEliminarduncan, es la tercera vez que escribo este comentario.Intenté identificarme desde tu blog y se me borró dos veces. Blogger a veces se pone insoportable.Te decía (más o menos):
ResponderEliminarQue esta vez incluso he llorado un poco, que es como una película, tan vívido, tan real que he estado a punto incluso de tomar un poco del bloody mary de Michel que me gusta más que tu absenta, que ya sé que sólo es un rasgo de estilo y en memoria de Toulouse Lautrec. Y cuando ya me había calmado de tanta injusticia social y tanta sospecha infundada, el detalle de Michel con la Revista de Occidente, tan delicado, de tanta finura intelectual...no he podido resistirlo y he vuelto a llorar, aunque poco. Espero que esteís ya recuperados.Te superas. Besos (3ª versión)
Que bueno...estoy deseando de conocer a su alteza gatuna!
ResponderEliminarun placer leerte
Jeje, muy buena, para cuando publicas tu libro recopilatorio "Michel IV, maulla o revienta"?
ResponderEliminarUn abzo!
Interesante relato, yo pensé que habia algo de verdad en todo ello y Michel callaba, pero que va, es que es mucho gato.
ResponderEliminarUn beso felino.
Buen tema las mitocondrias...
ResponderEliminarHistoria cojonuda, sí señor..., a este gato debes tenerlo controlado, luego pasa lo que pasa. Sigue escribiendo historias, no lo dejes nunca, una vez que se empieza no se puede parar. Un abrazo.
ResponderEliminar¡A dónde estamos llegando si ya no se respeta ni a la realeza! Estoy con vosotros en estos duros momentos... si hay manifestación avisarme.
ResponderEliminarBesos en libertad