martes, 23 de septiembre de 2008

El Complejo de Edipo de Michel...


Hoy, me he sentado con Michel en el sofá. Estaba absorto, hecho un ovillo, con los ojos medio abiertos, adormilado. Lleva unos días un poco apático, pensaba que Estrasburgo le iba a resolver, con una resolución fulminante, el conflicto socio-político que mantiene conmigo sobre la posible autodeterminación del Patio-Lavadero (o puede ser que esté así por el inminente final del Ramadán).

De nada sirven los pequeños atentados que realiza, espontáneamente, a las macetas, a los somieres de las camas, o la quema indiscriminada de fotografías mías bocabajo. La sociedad, a nivel internacional, no parece interesarse mucho por el tema. Desde el episodio de Icaro, aquel tipo en calzoncillos que cayó encima nuestra, no hace más que mirar por la ventana, esperando una señal, un cartero que le traiga un telegrama desde el Tribunal de la Haya, que le diga que investigarán el caso, la memoria histórica de los gatos del Patio-Lavadero… Pero, Amparo, la esfinge del rellano, en ocasiones, se encarga de que las cartas no lleguen al buzón, les propone sonoros enigmas a los carteros, como cuanto son 2+2, pobres hijos de la Logse, y estos, acaban encajados en el tejadillo de las casas de enfrente:

- “Métete a cartero, decía mi madre, es un trabajo digno y seguro…”. Gritan desde las terrazas, medio locos, mientras los bomberos y el 112 los atienden…

¿Cómo un gato siamés, doméstico, de apenas un año y medio, puede llegar a convertirse en un gato nacionalista, independentista y de miras fija?. Es una pregunta que me he hecho durante todo este tiempo. La mayoría de los gatos, a su edad, sueñan con no hacer nada productivo durante toda su vida. Disfrutar del sofá, de la TDT, de las latas de Atún Calvo, dormir 11 horas al día, perseguir un ratón de mentirijillas del Carrefour (9,90 Euros), destruir alguna impresora, u observar la lluvia detrás de un ventanal seguro, pero Michel no es un gato normal, Michel sueña con la secesión del Patio-Lavadero, con una nación gatuna de 15 metros cuadrados, que mantenga relaciones diplomáticas con Osetia del Sur y Bhután, donde se preserve la ancestral cultura felina, su RH negativo, con una democracia donde él se elija a si mismo como Presidente, cabeza pensante, y líder espiritual, de este maravilloso sueño de libertad…

Tomás Polichiollo, psicoanalista argentino, de Buenos Aires mismamente, eventual vendedor de seguros, tras su paso por una empresa de arquitectura-ingeniería que se ha ido a la ruina la semana pasada, por sus estrambóticos proyectos…Ha vuelto a hacer las paces con nosotros después del episodio que montamos en Angello´s (léase capítulos anteriores). Y me comentó, con “Tranquilacid 500gramos” en una mano: “Etooo, el gato sufre Complejo de Edipo, es claro…”.

Así, pues, hoy, me he sentado con Michel en el sofá. Y con delicadeza, con solemnidad, le he preguntado:

- “Michel, michino, ¿Qué recuerdas de tu infancia?. “

Él me ha mirado, curioso, ha movido ligeramente el rabo, su mente se ha ido a un tiempo pasado, lejano, (bueno, al menos un año),y ha susurrado:

- “Nací en una Cuba oprimida por el Capitalismo feroz de…”
- “No, en serio…”
- “… Recuerdo que éramos seis gatos en la camada, éramos pobres, vivíamos en el subtejado de una buhardilla. Eran malos tiempos, gobernaba Aznar, y los gatos no teníamos ni para comer, si acaso una salamanquesa por Navidades… (es interesante como el propio Michel puede imaginarse una historia, y creérsela a pies juntillas, porque nació en 2.007, en Guadiana del Caudillo, y sólo eran dos gatos en la camada, aún así seguí escuchándole, hechizado por su retórica)… Desde pequeñito, mi madre fue mi referencia, había sido una gata anarquista en la Guerra Civil, una maquis en los Montes de Toledo, mi padre era un Lince Ibérico, de la cuadrilla de Curro Jiménez, y mi abuelo, un guerrero lusitano compañero de Viriato, que luchó contra el Gobierno Central de los Berlusconni y sus opresoras huestes romanas…”
- “…Mmmm, bueno, esto ya veo que va para largo Michel… ¿Quieres un Bloody Mary?. – Le he comentado.
- “Pues claro.” Ha dicho entusiasmado, y se ha incorporado un poco, feliz de ser, una vez más, el centro de atención.

No sé si mi gato tiene Complejo de Edipo. Es probable, junto a otra docena de complejos más. Lo que si está claro es que es el menor de sus problemas, y que yo, aún así, disfruto con todas estas historias…

P.D: Os recuerdo que... Cualquier similitud socio-política entre las peripecias de mi gato y yo con lo que ocurra, o pueda ocurrir, en cualquier punto del globo terráqueo es pura coincidencia, y lo digo en serio... Os quiero, tened cuidado ahí fuera.

8 comentarios:

  1. Hola!

    he llegado a tu blog por casualidad, gracias a Lupita. Es brillante, felicidades!!! Lo de tu gato me tiene tiesa de risa desde hace un buen rato. Si me lo permites, me gustaría linkarte en mi blog.

    Un saludo

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  2. Por supuesto Maria, eres Bienvenida siempre, gracias por tu felicitación!!, si te tronchas con las Historias de Michel, tienes algunos episodios atrasados llamados "Crónicas de un gato", donde Michel protagoniza esperpenticas desventuras dentro de su afán nacionalista-gatuno...

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  3. Estás seguro de que cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia? Pues...yo diría...Bueno ya sé que sólo son imaginaciones.Pero...no sé...Michel es tan contemporáneo...

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  4. Le haces trampa al pobre Michel, mira que comprarlo con un Bloody Mary. Yo también me callaría un rato por uno bien preparado. Bsitos

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  5. Jajaja, Ambar, Michel es que es así, ya lo conoces, ;-) Tienes razón Danae, lo que más le gusta es tomarse un licor de bellota mientras ve a Punset en La 2 a las tres de la mañana, jejeje. Besoootes!!

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  6. ¡Viva Michel!
    Es mi idolo, cada día más... aunque no me gusta mucho su obsesión por la independencia ¡lanzando ordagos al Estado de Andrés!
    Un beso a los dos...

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  7. Si, tu dale animos Candi, ya veremos que salimos de este "Laberinto Gatuno"... ;-)

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  8. Mira que el origen de su trauma va a estar en lo "del Caudillo". Ese trauma post-franquista que tienen tantos progres jajaja :P

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