domingo, 23 de julio de 2017

Death Note (2006)


        Ya sé que “Death Note” (2006-2007) es una serie japonesa de animación antigua. Un anime que causó revuelo hace muchos años, y que colea con una serie japonesa de personajes reales de hace unos años (2015), y que Neflix está preparando la versión yanqui, que se estrenará, presumiblemente, en agosto de 2017. Pero…


         Pero… Hasta este 2017, no me había puesto con ella. La serie trata sobre Light, un joven ambicioso, número uno, un triunfador nato, que encuentra una “Death Note”. Un diabólico cuaderno, perteneciente a un Shinigami, un demonio o semidios de la Muerte. Una parca, como lo llamaríamos en el occidente grecolatino.


        La característica principal que tiene este cuaderno es que, si escribes el nombre de una persona en sus páginas (debes conocer igualmente su cara), el susodicho sujeto muere: O de un infarto (si no pones la causa de la muerte) o de lo que pongas junto a su nombre (accidente, suicidio, etc)

        El cuaderno, además, te permite ver al Shinigami, dueño originario del cuaderno, y tiene más leyes que un Juzgado de Guardia. Pronto, Light idea el plan de un mundo mejor, gobernado por él bajo el seudónimo de “Kira”, un nuevo Dios para un nuevo mundo. Pero, igualmente, una mente prodigiosa, “L”, intentará desenmascarar a “Kira” y sus malvados planes. La lucha de intelectos se desata.


        A lo largo de 37 episodios, he de reconocer que me quedaría con los trece o catorce primeros y con los dos últimos. La serie tiene sus altibajos, como es, por otro lado, normal. Sin embargo, la considero cerca de la perfección, casi una obra maestra, que debería haberla visto hace ya sus diez años. Y ahora comprendo la expectación y revuelo que tuvo en su día, y la legión de fans que sigue teniendo.



        Si no has visto “Death Note”: Deberías. Y si la has visto: Dale manzanas al Shinigami…

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