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martes, 1 de noviembre de 2016

Dioses de Egipto




        “Dioses de Egipto” es una de esas películas estomagantes, malas de necesidad, que te tienen dos horas atado al asiento de la sala del cine mientras miras compulsivamente el reloj, y le pides a Horus que el tiempo se multiplique en velocidad, por lo que más quiera.
 (Ayyy, lo que me gustan las egipcias...)

       ¿Tan mala es? Si, amigos, es bastante mala y aburrida. Entonces, ¿Por qué te molestas en hacerle una entrada? Pues porque hay cosas que se pueden salvar en ella, aunque pocas, sobre todo sus magníficos efectos especiales, y a Courtney Eeaton, que enamora al primer golpe de vista, poco más.
 (Estoy que ardo después de dos horitas...)

         Desde el comienzo sabes que estos tipos ni son Dioses, ni aquello es o fue Egipto, demasiado gringo todo, pero bueno, perdonamos por pasar un buen rato, ameno, con palomitas que pronto se te atragantan. La cosa va de un ladronzuelo, que cree que su vida es la del personaje del videojuego Prince of Persia, que se dedica a mangar todo lo que se mueve, y que vive con su prometida en 20 m2, ya estaban mal las coisas en este Egipto, donde los Dioses, que se cuentan por docenas, se mueven libremente entre los humanos, mientras hacen fiestas o dicen chorradas.
 (¡¡La Armadura Dorada de Sagitario!!)

        El caso está en que, el malvado Set, vuelve de unas vacaciones por el desierto, y el día de la Coronación de Horus, la lía parda matando al mismísimo Osiris, que anda achacoso, dejando ciego al Dios Horus que desde entonces se ve abocado a vivir un retiro espiritual. Pronto, Set monta una Inmobiliaria Municipal, en la cual esclaviza a todos los egipcios y los pone a construir los edificios más raros y megalómanos que os podáis imaginar, allí no saben de burbujas inmobiliarias y aprovecha que tiene un arquitecto con más ínfulas que Albert Speer.

        El ladronzuelo, que pierde a su amada, logra llegar hasta Horus y devolverle un ojo, por lo que Horus sube a Tuerto de Nivel 8, casi ná. Con la promesa de que Horus convencerá a Anubis y a la Santa Compaña para resucitar a la chica, este ladronzuelo neoyorkino, se embarca en una divertida aventura contra las Fuerzas del Mal. Aquí es cuando ya miras nervioso el reloj, y comienzas a pensar que a esta película le sobra una hora y media de las dos que tiene.

       Horus y el ladronzuelo feliz lucharán contra serpientes gigantescas, el recibo de la luz, semidioses metidos a carneros, diversos “Jefes” por cada fase que pasan, y mil cosas más para alcanzar su objetivo, pero… Ufff, prefiero cortar aquí, porque os tendría que hablar del videojuego Kratos, de Stargate y de los mil errores mitológicos que tiene la película, y prefiero ver que hay en La 2.


       P.D: Ideal si no quieres pensar, o no te gusta pensar y te gustan los efectos especiales o ladrones egipcios que parecen escapados de Queens.

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