miércoles, 29 de septiembre de 2010

Heracles y la Huelga General.


Volvía de comprar mi media barra de pan francés de la panadería, franquicia catalana, de la Avenida, con mi vieja y desgastada camiseta de “El Beso” de Klimt, mis bermudas de Carrefour y mis chanclas de los chinos, cuando fui abordado por un simpático (y numeroso) grupo de desconocidos que portaban banderolas, gorras y petos de plástico rojo, que enseguida se definieron, así mismos, como piquete informativo.



Tras rodearme, zarandearme un poco, gritarme, insultarme y llamarme “Perro esquirol” (no conozco esa raza, lo mío son los gatos), me interrogaron sobre mi presencia en la calle y mi destino. Querían saber donde trabajaba y si me dirigía a mi puesto de trabajo. Al contestarles que no, que no tenía empleo desde hacía un mes y que la situación comenzaba a desesperarme y que… Hicieron oídos sordos a mis desgracias y quejas y se fueron a tirar piedras a un escaparate cercano (dejándome solo y desinformado), concretamente el de Aracne (mi modista), la cual inocentemente con los brazos abiertos, intentaba defender su negocio de autónoma de la exaltada prole que, desatada, irrumpía como un tsunami político en todas las puertas comerciales mientras abordaban, de igual manera, a cualquier badayorkino de a pie.


Aún me recuperaba del zarandeo, buscando el aliento que me hiciera regresar a casa, junto a Micho I de Gato que seguía la Huelga General por la radio, cuando una enorme mano se posó encima de mi hombro: “El Gran Duncan de Gross, nacido bajo el Signo de Orión…”, tronó una voz que enseguida reconocí como la de Heracles, mi antiguo monitor de gimnasio (la última vez que lo vi estaba en Tercera Antena, en el programa “El Semanario” intentando reconciliarse con su pérfida madrastra, Hera… Si no lo recuerdas, revisa los posts de enero).


- ¿Qué haces por aquí?, ¿Te unes con nosotros a la huelga?. Preguntó el gigantón mientras me ofrecía unos pins sindicales que de buen gusto acepté (pensando en colocarlos en la Gatera de Micho).


- No, le contesté. Vengo de comprar el pan y ya me iba para casa. Hace un día primaveral y no me esperaba tanto alboroto, a decir verdad…


- Pues Duncan, tú deberías unirte a nosotros… Me replicó, Tú más que ninguno. Mira lo que me ha pasado en mi último trabajo con un maldito empresario… Siguió Heracles mientras saludaba con la mano a un sindicalista que empujaba un contenedor de basuras hacia el centro de la calle… Resulta que un tipo, llamado Augías, un señorito ganadero de los muchos que hay en Etremaura, me contrató como subalterno para limpiarle unas cuadras que tiene en una finca cercana al Guadiana. Imagínate, unas enormes cuadras llenas de ganado, con impresionantes doce toros que había heredado de su padre Helios (apoderado de famosos toreros y Minotauros), y el tipo no había limpiado los establos en su vida… Estaban los pobres animales hasta las orejas de heces, entonces se me ocurrió una genial idea aprovechando que el Guadiana pasaba por allí…



… Y así, a través de Heracles, mi antiguo monitor de gimnasio, me enteré del morro que le echan algunos empresarios al asunto, como se aprovechan de los trabajadores y de las circunstancias provocadas por la actual crisis económica y como Heracles, que lleva ya diez o doce trabajos a cuestas, decidió afiliarse a un sindicato por lo que pudiera pasar y para protegerse contra la Reforma Laboral…

martes, 28 de septiembre de 2010

Al-Mossassa 2.010


Llevaba mucho tiempo sin salir. Sin disfrutar de la bohemia nocturna de la cateta y provinciana ciudad de Badayork, y decidí dar una vuelta por los antiguos lugares que visitaba en mis andanzas noctambulas con Michel IV de Gato. No duré mucho tiempo porque al día siguiente me había comprometido con Ulises, mi monitor de Tiro con Arco, en ir a hacer junto a la hermosa y callada Diana, el pedante de su hermano Apolo, y otros miembros del Club, una exhibición de Tiro con Arco junto a la Torre de Espantaperros (Torre Albarrana, hermana mayor de la sevillana Torre del Oro), con motivo de la Al-Mossassa…


















Sin embargo, fue agradable volver a ver caras conocidas que me preguntaron por mis libros, mi arte, y por mi nuevo compañero de vivienda, Micho I de Gato, que se había quedado en casa leyendo “Mil Cretinos” de Quim Monzó…


…Llegué temprano a la Alcazaba, justo para ver cómo le robaban, de un tirón, el bolso a una señora de Burgos. Y es que, el Casco Antiguo de Badayork, aún presenta cierto aspecto de abandono, suciedad, desarraigo y algo de peligrosidad en sus vetustas, estrechas y malolientes calles.

Al-Mossassa, al parecer, y yo no tengo por qué dudarlo, significa “La Fundación”. Se trata de un evento festivo donde, se supone, Badayork celebra su fundación, por parte de un muladí (cristiano convertido al Islam) llamado Ibn Marwan en el año 875 d.c. Siempre leí, que Badayork había sido una de las pocas ciudades fundadas ex-novo por parte de los musulmanes, pero al parecer, según estudios aún no contrastados y sin bastante fundamento, habría previamente un asentamiento visigodo allí donde Marwan decidió plantar la Alcazaba. La festividad, que dura un fin de semana, incluye un mercadillo árabe, espectáculos teatrales, de danza del vientre, Tiro con arco (ahí entro yo y mi Troupe), gente disfrazada de lo que se supone eran los musulmanes del S.IX d.c y una visita guiada por los restos, que se caen a trozos (no se restaura desde 1.933, está francamente en condiciones lamentables en muchas de sus partes) de la que presumen la Alcazaba mais grande de Europa Occidental…
…Y muchos visitantes en medio de un calor sofocante (más de treinta grados), mal olor y suciedad por doquier. La cosa suele acabar en un macro-botellón, normalmente organizado por faunos, donde amigos cercanos como Dionisio, le sacan los colores a cualquiera mientras los grifos se disputan el cielo con las perenes cigüeñas y los bares de la zona hacen su “Agosto” particular.
Y el motivo de este post no era otro que contaros el fin de semana, lo que es la Al-Mossassa (En Cáceres celebran su pasado medieval, olvidan el musulmán… En Mérida, lógicamente, el romano, y aquí desde hace diez años, les da por esto…) y de paso, enseñaros algunas de las fotos que realice, desde la Alcazaba, a primera hora del sábado, cuando casi todos, aún, dormían…

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Perro en el Pastizal.


Claro, no todo en nuestra vida es estar mirando a través de la ventana del Salón mientras observamos a los Grifos pasar, en vuelo raso, hacia las dehesas etremeñas o los basiliscos atacando a los transeúntes que miran los escaparates de las tiendas chinas, o leyendo a Fante, Auster o Monzó, o discutiendo sobre Política Exterior y la importancia del Tiro con Arco en países como Bhutan con Amparo (la Esfinge del Rellano), o intentar disuadir a Micho de que intente reproducir el Experimento Filadelfia en el Patio-Lavadero o con un submarino portugués en el Guadiana...




Aparte de eso, también pintamos, láminas u óleos, dentro de nuestro estilo neo-fauvista y deconstructivista. "Perro en el Pastizal" se sale de la norma, podría clasificarse como Impresionista. Pudimos observar una exhibición de caza con perro en uno de esos programas que solo emite La 2, y enseguida, entusiasmados (Micho menos que yo, asegura que los perros son esclavos de los humanos sin libertad individual ni capacidad para decidir por ellos mismos, entre otras coisas...), nos pusimos a reproducir a un perro que emerge la cabeza entre el pastizal seco, quizás buscando a su amo, o quizás buscando a la presa momentáneamente perdida... Esperamos que os guste la obrita. Besotes&Absentas para todos/as.
P.D: Puede pasar, como le ocurría a Micho en un principio, que no veáis el perro por ninguna parte...Si eso os ocurre, confiad, pues está ahí...

martes, 14 de septiembre de 2010

Micho y las Hormigas


Un largo y lastimero “Meoooww”, hizo que dejara de lavar la loza y me precipitara hacia el Patio-Lavadero. Eran las nueve de la mañana y el termómetro ya marcaba treinta y un grados. Cuando llegué al Patio-Lavadero, el pobre Micho I de Gato debatía una de sus patas delanteras en el aire con cara de perplejidad. Una docena de pequeñas hormigas correteaban confusas por su pelaje. “Hay miles”, maulló Micho. Me acerqué hasta él y le ayudé a deshacerse de los persistentes insectos que Micho clasificó como pobres obreros, producto sin duda, de una economía planificada donde una o varias reinas estaban todo el día pariendo, y unos cientos vivían como zánganos del subsidio derivado del trabajo de varias miles de afanosas obreras que, en su búsqueda de alimento, habían llegado e invadido el Patio-Lavadero. Micho I de Gato comenzó a analizarme la llegada de las hormigas desde un punto de vista político, y yo con mis manos aún llenas de delicada espuma de Fairy, le escuché como hablaba del estado militarizado de las hormigas, con las soldados que luchan contra otras colonias, que conquistan, y las obreras que, en fila india, llegan hasta donde las exploradoras han avisado que hay Comida de Gato. Ninguna, según Micho, podía irse de la colonia, en plenas facultades, haciendo uso de su libertad individual, para establecer una granja autónoma o una cooperativa agrícola en la Serranía de Huelva, por ejemplo. Sería pronto apresada y ajusticiada. O reclamar días festivos como: Santa Hormigonera, Patrona de las Hormigas Obreras. Apuesto a que ni siquiera tienen nombres, apuntilló Micho encarándome con sus ojos de sierpe sobre fondo amarillo y moviendo misterioso el rabo. No tienen domingos, ni derecho a la huelga, ni libertad de expresión u opinión… Pero son efectivas, ¿No?, reclamé mientras veía como la fila que había atacado a Micho se reorganizaba rápidamente para llevarse los krispies del cuenco de comida de Micho. Ya, pero, ¿Son felices?, ronroneó Micho triunfal mientras comenzaba a enroscarse bajo las macetas del Patio-Lavadero, buscando la sombra y cerrando plácidamente los ojos.


En aquel momento, no quise decirle que no me habían concedido el Paro, ni el subsidio, y que sin trabajo aparente a la vista, solo nos tocaba esperar. Y decidí volver a la cocina, a terminar de lavar la loza.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Nuestro Día de Etremaura.


Nos levantamos a las siete y media de la mañana, y tras un frugal desayuno, Micho I de Gato y yo pusimos el cd con el Himno de Etremaura en el Patio-Lavadero mientras alzábamos la bandera de nuestra vetusta Comunidad Autónoma. Era un momento solemne, solo interrumpido en la segunda estrofa por el timbre de la puerta y dos cabreados vecinos que protestaban por nuestro exceso de regionalismo mañanero, llegando a mofarse de las boinas que nos habíamos comprado el año pasado en Guadalupe, y que Micho I de Gato y yo nos habiamos calado desde que salimos de la gatera, y de la cama, respectivamente .


La discusión se terminó con la puerta en las narices y terminamos de izar la bandera que pronto lució orgullosa en el cielo de Badayork. Micho I de Gato se puso a ver unos documentales sobre el Arte Gótico que yo tenía grabados desde hacía un tiempo, y yo puse un disco de Chet Baker mientras recogía un poco el estropicio de la noche anterior. Habíamos estado hasta las tres de la mañana hablando sobre agujeros negros y la necesidad de pintar, o no, el salón de casa... Tras una lectura compartida a la prensa regional, llamamos a un chino y pedimos arroz tres delicias y un rollito de primavera para mi, y chopsuey para Micho I de Gato que no se digno en salir a recibir al chico de la comida porque dice que aún no se fía de los asiáticos. Coisas de gatos. Durante la comida me ha hablado de las diferencias entre el anarcocapitalismo y el anarcosindicalismo, y sus orígenes e influencias políticas en el S.XX.


Y la tarde la estamos pasando repasando la serie “Hermanos de Sangre”, que a mí me encanta, pero que a Micho le parece solo interesante cuando hay tiros, bombazos y coisas parecidas… Este es nuestro día de Etremaura. Mañana, o quizás el lunes, iré al Inem, a buscar trabajo y a arreglar papeles mientras cuento, con un vasito de absenta en la mano, estrellas desde el Patio-Lavadero…