martes, 29 de septiembre de 2009

Guijo de Santa Bárbara

El amigo Suso (del blog "Coscorrón de Razón", siempre muy recomendable), nos ha enviado a Micho y al nacido bajo el Signo de Orión, unas preciosas fotos de Guijo de Santa Bárbara, un hermoso pueblo situado en el norte de Cáceres, desconocido hasta la fecha por mi, pero que merece la pena visitar sin duda. E igualmente otras de la charca de Trabuquete, cercana al pueblo, que no son suyas como las de Guijo, sino sacadas de la red, pero que demuestran de la misma manera que aún hay esplendidos sitios que visitar y conocer en la inhóspita Extremadura. Os enseño un "botón", pero podéis ver más en este enlace,Espero que os gusten!!

TRABUQUETE

GUIJO DE SANTA BÁRBARA


P.D. No os perdáis esta semana en Arte Extremadura su serie de fotografías llamada "Hospital", y la próxima semana le dedicaremos también un post a su serie "Gatos".

lunes, 28 de septiembre de 2009

Sobre Hijos de Puta...


El siguiente post pertenece a Neonecronomicón. La verdad es que yo iba a escribir algo sobre este asunto, pero me revuelve el estomago y he optado por copiar directamente el post y añadir que suscribo todo lo que el compañero bloguero ha escrito aquí. Para alguien que ama a los animales, concretamente a los fascinantes gatos, como el que suscribe, estos tipos son solo calaña...


OTRA DE HIJOS DE PUTA.

(¡Qué Asco!, ¡Que hazaña!)

El hijodelagranputa de la fotografía se llama Jaime Ferrero. Su DNI dice que es mayor de edad, aunque yo tengo mis dudas de que el tipo superase su etapa sádico anal en la particular cronología freudiana. En febrero de 2008 se le ocurrió la brillante idea de subir al internete las fotografías de las hazañas que corría junto a su colega el hijodelagranputa Juan Carlos Vázquez. Ambos se dedicaban a cazar gatos y creían necesario que el mundo mundial contemplase sus trofeos.

El subnormal Jaime Ferrero compatibilizaba esta actividad nocturno deportiva con su trabajo en las Nuevas Generaciones del PP y su candidadura al Ayuntamiento de Talavera de la Reina en las elecciones municipales. Desconozco si la pretensión del valiente era la concejalía de Medio Ambiente, pero incluso en su partido le dieron una patada en el culo cuando prosperó la denuncia de Amnistía Animal y otras asociaciones. Su comportamiento fue tachado de inmoral e impropio de una persona perteneciente a un partido político y candidato a unas elecciones municipales y los medios de comunicación y la sociedad en general condenaron su actitud sádica y cruel.


Estos hechos constituyen un delito tipificado en el artículo 337 del Código Penal, que se refiere al maltrato de animales domésticos.

El juez que atiende en el caso dictó el pasado 11 de septiembre un auto que dispone el sobreseimiento y archivo de la actuación, alegando que los gatos fueron cazados y que de ello se deduce que no hubo ensañamiento. Otro (…) éste amparado en el anonimato.

Yo no creo en la ley del ojo por ojo, aunque reconozco que si tendría al individuo-niñato delante se iba a llevar una serie de manos y un par de mawuashis en la boca. Total, con 600 pavos de multa/indemnización me quedo agustito. Será porque mis carreras son de izquierdo, porque si fueran de Derecho y de mi dependiera la sentencia, estos tipos pagarían una multa cuantiosa y tendrían que cumplir al menos 1000 horas de trabajo en una asociación de ayuda a animales abandonados. ¿Tan difícil es?...

El Refugio y Amnistía Animal han apelado la sentencia porque los gatos son animales domésticos y el maltrato a un animal doméstico es un delito.

Vaya tres hijosdelagranputa.


Viñeta de Santi Orue. “Público” 28/2/2008.




Al Mossasa



“Al Mossasa” significa “La Fundación”. Bajo este nombre, las ciudades de Badayork y Marvao (Portugal) celebran cada último fin de semana de septiembre y primero de octubre, las fundaciones de ambas ciudades (875 y 877 d.c), por parte de un rebelde guerrero, caudillo muladí, de nombre Ibn Marwan.

Este caudillo militar, insurrecto y levantisco del reinado de Mohamed I, es nombrado en diversas ocasiones en las crónicas de rey astur-leonés Alfonso III el Casto. Intentó consolidar, sin demasiado éxito, un poder independiente al de Córdoba en el oeste peninsular. Primero intentando hacerse fuerte en Alange (cerca de Mérida), y después fundando ciudades ex-novo, de claro carácter estratégico-militar, como la actual Badayork y Marvao (ciudad preciosa que merece mucho la pena ser visitada).

Este fin de semana me ha tocado participar en una de las numerosas actividades preparadas para la celebración de dicho evento. Concretamente haciendo una exhibición de Tiro con Arco con los compañeros del Club (Ulises, Diana, Apolo, etc) bajo la atenta mirada de Micho, y enseñando e invitando, igualmente, a los espectadores a probar suerte con el arco. El ambiente ha sido magnifico, había tiendas de ambientación árabe, bailarinas del vientre, múltiples tenderetes de exóticos productos, jaimas, visitas guiadas a la castigada alcazaba de Badayork, representaciones teatrales relacionadas con la fundación de la ciudad, etc.

El motivo de esta entrada era daros a conocer esta fiesta de mi ciudad, para los que no la conozcáis, y enseñaros algunas fotos, que no son mías, sino recogidas de la red, para que os hagáis una idea del ambiente que se monta. Este próximo fin de semana, tocará “Al Mossasa” en Marvao.



miércoles, 23 de septiembre de 2009

La Chica del Bar.


Le oí decir, “...Las mujeres tenéis la particularidad de enamoraros del tipo equivocado...” justo en el momento en el vertía medio sobre de azúcar refinada en el café solo. Ella le miraba de soslayo, con una lágrima heráldica de sentimientos asomada, casi sin saber que hacer, mientras se echaba el cabello hacia atrás, en un gesto de reafirmarse, de reinventarse por octava vez en lo que lleva de año.


Era una chica guapa, supongo, con unos intensos ojos marrones y unas delicadas manos que acariciaban la matutina taza de café. Yo hojeaba distraído El País, buscando la sección de cultura y espectáculos, en busca de exposiciones que solo puedo intuir desde mi destierro extremeño, y hasta mi mesa de Colón Irritable, fealdad indómita y miopía perillera llegaban retazos de su vida, como un triste y melancólico fado que anuncia el otoño.


“...De aquí ya no pasa...No pienso volver con él...”, musitó ella, y bebió, lenta y temblorosamente de aquella taza mientras la tragaperras le insistía a su inquilino temporal con estridentes luces: “¡Premio!, doble, a jugar...”, y evocaba un cañonazo pirata en el eterno rodar de la fortuna compuesta por fresas y limones, ciruelas y demás extravagancias. Este ni se inmutaba, bebía una copa de Sol y Sombra, impavido ante la suerte y el sonar cacareo de los euros en la cajetilla metálica de la máquina.


En Cultura hablaban de Mérida y de sus continuos tesoros, que florecen cada vez que alguien da una patada al suelo, como queriendo despertar de un letargo ya demasiado largo... Del expresionismo mágico, inquietante, de Bonifacio Lázaro, del olvidado pintor Manuel Rivera... Y la chica se guardaba aquella lágrima fugaz, adelantada quizás a su hora, a su tiempo, y maldecía a los hombres que habían compartido con ella vida, lecho y fortuna, a aquellos errantes callejeros que habían abusado de sus ojos, de sus manos y habían dejado su mente echa un mapa de carreteras, con sus baches y con curvas demasiado peligrosas para recorrer sola, sus puntos negros.


Le dí un último sorbo a aquel café negro, sabiendo que en menos de una hora me pasaría factura, cerré la página de Cultura, en una pausa, y al levantarme la miré por última vez hablar de sus infortunios. Miré a su compañero eventual, era un auténtico pagafantas, confesor brutal, un lobo más de la jauría, disfrazado de cordero, que se la comería en cuanto pudiera. Pobre chica, pensé, y salí por la puerta de aquel bar, con el periódico bajo el brazo y miles de miodesopsias revoloteando alrededor de mi nublada vista, como traicioneras mariposas, mientras sentía el intranquilo viento que recorre la vieja y cateta ciudad provinciana que navega, tranquila, por la inhóspita Extremadura, y, tímidamente, observé el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar...

lunes, 21 de septiembre de 2009

La media noche del viernes.


...Ciertamente la media noche del viernes la pasamos pegada a la radio. Comentábamos las noticias vespertinas, cuando se anunció el cupón de la Once, con la típica musiquita que intenta alegrarte el día. 47270, anunció una voz masculina, casi autómata y mis sueños, junto a los de Micho, se desvanecieron como una columna salomónica de humo por la rendija de una ventana.



  • Tu intuición gatuna nos ha fallado Micho, murmuré. Pero Micho no respondió, embutido en su elegante frac blanquinegro, aguzaba el oído interesado por los últimos balances económicos de la semana, y yo, ausente me serví el tercer trago de absenta de la buena mientras leía algo sobre la pintura de Fantin Latour...



Sobre las tres de la mañana se presentó Atenea. Estaba radiante, por variar, y a mi me pilló leyendo a Raymond Chandler. Se sentó junto a mi, se sirvió un coñac del mueble bar y a me ofreció otro que yo rechacé cortesmente con una ligera inclinación de cabeza. Tenía suficiente alcohol en sangre y no me lo podía permitir, aunque seguramente el Sr.Chandler, de haber estado, hubiera insistido.



Micho hacía rato que dormía en el Patio-Lavadero y mi diosa y yo charlamos largamente de nuestras últimas lecturas, de economía, museos visitados y sobre el futuro, y le conté la anécdota del cupón, con una media sonrisa y miles de miodesopsias revoloteando por mis pupilas, por mis corneas, recordándome que quizás, algún día, emule a Homero en su ceguera, pero no en su sabiduria.



Atenea sonrió, comprensiva, mientras jugueteaba con el casco dórico que yacía junto a la mesilla. “10474”, susurró mientras se servía un nuevo y reconstituyente trago, sus ojos paseaban por la estantería de libros pendientes de leer, algunos de Fante, el último de Auster, Philip Kerr, Jo Nesbo... “...Es el número premiado...”, bebió largamente, distraída aparentemente, mientras mi cuerpo se comenzaba a turbar, no sabía bien si por el Colón Irritable o por el posicionamiento que había tomado la conversación...”...en la lotería portuguesa de esta misma noche...la calva fortuna me lo comentó antes de venir aquí...bastantes millones...”, y el salón se difuminó, en el mismo instante en que mi deidad griega me preguntaba si me encontraba bien, en un repentino haz de luz, tenue, borrosa, que me transportó, en un fugaz vuelo, a una isla del Pacífico Sur, de cálidas arenas y transparentes aguas, que me acogió, delicadamente, para recibir y soportar mi borrachera, mi risa triste, agónica y mi posterior resaca...



P.D: A lo lejos me pareció ver a un tipo, con patillas, que miraba hacia mi con curiosidad...

P.D.D: Adivinó el número, pero no el lugar...

miércoles, 16 de septiembre de 2009

10474


La verdad es que yo llevaba mucho tiempo sin comprar el cupón, pero Micho insistió en que se había soñado que en el cupón del viernes saldría el 10474, y como suele ser habitual en mi, suelo hacer caso a los gatos y a sus intuiciones, unido a que el número me resultaba vagamente familiar.


Polifemo, mi cuponero, tuvo que sacarme el número por una especie de maquinita que emitía ruidos raros. Al final el cupón resultó ser una especie de ticket con los números en negro, y aprovechó la ocasión para sacarme tema de conversación. Hacía mucho tiempo que no hablaba con Polifemo y, ciertamente, me resultó agradable.


Cuando trabajaba en la ferretería solía pararme a comprarle el cupón de los viernes, hablábamos de la Avenida, de los chinos, de los dragones que asolan los campos extremeños subvencionados por instituciones europeas (los campos, no los dragones), del grifo que se había instalado en el campanario y que atacaba a las beatas y así nos contábamos chismorreos. Los hombres podemos llegar a ser muy chismosos, y se nos pasa el tiempo volando cuando se trata de rajar a alguna ninfa (las hay aún que se depilan poco), comentar el atraco de Hermes al banco, la despedida de Perséfone o cuando contraje el dengue (aunque mi médico Asclepio lo negara continuamente) y cosas así. Mientras quede entre nosotros, creo que no hacemos mal a nadie.


Polifemo me comentó que la crisis se notaba en la venta de cupones. Ya no se vendían tan alegremente como antes. Se acordaba mucho de sus ovejas, echaba de menos el campo, y es que por si no lo recordáis (entrada del 28/11/08), su historia fue sonada, incluso El País se hizo eco de ella: El bueno de Polifemo era pastor, tuerto de nacimiento, trabajaba para una cooperativa de Las Vegas del Guadiana, cuando una noche, un tipo y sus amiguetes le robaron la comida, y en la posterior trifulca que se montó, el mismo joven le hirió en el único ojo que tenía, dejándolo ciego para siempre…


A pesar de que el padre de Polifemo, director de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, montó un buen escándalo, el tipo se salió con la suya, y no le ocurrió gran cosa. Que poca vergüenza. No han vuelto a saber nada más de aquel gamberro impresentable, pero creen que ahora trabaja como monitor de Tiro con Arco.


A Polifemo la injusta Justicia le pagó una indemnización, y le puso una paguita de 670 euros mensuales. Polifemo ingresó en la ONCE: Organización Nacional de Cíclopes Espanyoles y trabaja en el quiosco de cupones del barrio, trayendo la ilusión a los afectados de esta Crisis Económica Mundial que pensamos que la suerte cambia comprando un cupón esporádico, cada vez que un gato tiene una corazonada...



P.D: Al llegar a casa, Micho ilusionado me preguntó que haría si me tocara el cupón, y pensé en Corto Maltés, intuitivamente, y en una isla del Pacífico Sur...



domingo, 13 de septiembre de 2009

Sobre Bolsas de Plástico...


La verdad es que este es un post que quería haber escrito hace ya un par de semanas, pero entre unas coisas y otras es algo que vas dejando atrás y no acabas nunca de terminar... El caso es que hace un mes, Micho y yo fuimos a comprar comida gatuna a su tienda habitual, por variar, y de allí, rebotados, fuimos a pasar el resto de la tarde a cierto gran Centro Comercial de origen francés llamado “Cuatro Caminos” o algo así. Solo a un gabacho se le ocurriría extravagante nombre, con alusiones de encrucijada o brújula para un “Mall”, cuando es más sencillo decir “Pryca” o “Continente”...

En fin, tras adquirir el sexto juguete de peluche en forma de ratón mecanizado que se le antojó a Micho, la chica nos ofreció una bolsa de plástico, con aire ausente, mientras comentaba como el que le habla a un capitel románico, que pronto el Centro Comercial dejaría de dar bolsas de plástico porque la empresa se estaba preocupando por el medio ambiente y sus consecuencias...

Mi asombro fue mayúsculo, y salí de allí, de aquel antro de perdición consumista, de la misma manera que lo haría una victima de Bela Lubosi. Nunca había oído, en boca de un acolito empresarial, semejante fantochez sobre la preocupación de una multinacional con respecto al medio ambiente. Con la mirada ausente, y un folleto de papel no reciclable (o eso creo) en la mano ofrecido por la señorita de difuso escote, me dispuse a leerlo con el sano interés del alucinado, del Moises que acaba de recibir los Mandamientos Bíblicos recién salidos del horno de una antigua deidad.



Hasta Micho lanzó un lastimero maullido. La empresa se comprometía a retirar las bolsas de plástico, efectivamente, en pro del medio ambiente, inigualable excusa, sin hacer referencia alguna a los miles de millones de euros que la empresa se ahorra en dicha fabricación, adquisición, distribución, etc, aunque por ninguna parte leí nada sobre los miles y miles de envases de plástico que dicha empresa, con sedes alimenticias en China para reducir gastos (perdón, para fomentar la industria y el trabajo en el país asiático), fabrica para la presentación de los más “ridículos” productos...


Ejemplos: Miles de blisters de ferretería donde se ofrece al consumidor 4 alcayatas y 4 tornillos, pasas, cacahuetes, jueguetes, bolígrafos, un par de bombillas... Y así podría citar, os lo aseguro, cientos de artículos que tienen como protagonista, como envase, el plástico. Un plástico facilmente sustituible. Y esos plásticos, igual que las bolsas, tardan 400 años en desaparecer, en volatilizarse. Eso me hizo preguntarme, como un Michael Moore a lo extremeño, pero con boina en vez de con gorra de beisbol, con más dioptrias, chanclas, camiseta del Naranjito 82, y con tres chupitos de absenta para el cuerpo: “¿Realmente se preocupan por el medio ambiente?”.


Ni siquiera en los anuncios televisivos de concienciación moral, ni en la página web del Centro Comercial que hablan de Desarrollo Sostenible, que rezuma más verde que la cámara acorazada del Tío Gilito, encontré nada. Ni una mención al respecto. Y lo que más me interesó es que, ahora, cuando compras tu pan, tu botella de rico vino con sulfitos o cualquier artículo adquirido en dichos establecimientos, te ofrecen (te venden) una bolsa de papel...¿Es papel reciclado?: Aún no lo he averiguado, pero...¿Y sino lo es?, ¿Hablamos de bosques y de talas?... Y me acordé de un tipo de Olivenza que había inventado unas bolsas creadas a partir de la fécula de la patata, completamente biodegradable, que desaparecía por arte de magia en dos meses como mucho, sin contaminantes, ni efectos secundarios...Y me pregunté que sería de aquel tipo mientras abría el blister de plástico, recientemente adquirido, de 5x5cm con los tres cáncamos necesarios para colgar en la pared mis últimos cuadros deconstructivistas...


P.D: Que retiren las bolsas de plástico ha sido una batalla ganada, digna de celebrar, ojala se siga el ejemplo. Pero no me creo que lo hayan hecho pensando en el medio ambiente, y aún es posible retirar mucho plástico innecesario, y dicha empresa, como otras muchas, aún tendrá que dar pasos si realmente me tengo que creer sus sloganes...

jueves, 10 de septiembre de 2009

Yo ya se lo había advertido...


Yo ya se lo había advertido... Atenea, mi diosa, nacida de la cabeza de su padre y enemiga acérrima de todo lo que lleve paracetamol y del actual sistema educativo, se presentó en casa el jueves pasado con dos entradas para ver el partido Aspanya-Estonia en Mérida. Le habían tocado en un concurso radiofónico (ella participa en todos esos rollos) y una vez con las entradas en la divina mano había reparado en que a ella no le gusta el fútbol. Sólo el atletismo, la jabalina, lanzamiento de disco, la lucha greco-latina... Lo típico que suele interesar a una deidad olímpica. Y claro, pensó en mi, su más ferviente admirador, acólito mediocre de infinita moral, como depositario de dichas entradas...


...A mi la verdad es que acercarme a Mérida, un miércoles por la tarde-noche, para ver un partido de Aspanya, pues ni fu ni fa... Había que echar gasolina al Grajo Milenario, llegar a la caótica Mérida, encontrar aparcamiento y después volver a Badayork a las tantas y mi primer pensamiento fue rechazar, educadamente, las entradas...Pero, claro, ¿Quién se puso a maullar como un descosido?. Efectivamente, Micho I de Gato.


El caprichoso felino abrió los ojos como platos de porcelana verdosa cuando vio las entradas en la mano de Atenea, y del contento se puso a arañar el sofá del Salón mientras emitía maullidos de alegría, entremezclados con alegres ronroneos. No sé si fue él, o los tres chupitos que yo ya llevaba encima, pero al final, convencido, opté por aceptar las entradas para el partido y ayer fuimos a Mérida, donde es normal ver centauros en la reventa y faunos vendiendo perritos calientes...


Y claro, ocurrió lo que tenía que ocurrir...Yo ya se lo había advertido. A Micho no le dejaban entrar ni con entrada. Él que llevaba los ojos llenos de ilusión, su camiseta a medida de la selección adquirida en el chino de la avenida (es increíble el chino, en la sección de “Gatos” te dicen desde como vestirlos a como cocinarlos...) y unas ganas enormes de ver un balón correteando por el césped de un lado para otro (la ilusión de cualquier gato pequeño), se veía hundido por la burocracia deportiva...


Aunque pronto, Clio, mi musa de ligera y provocadora toga (que en Mérida suele pasar desapercibida), y que tan buenos consejos me da, me susurró un diabólico plan en el oído izquierdo, que es el bueno, que consistía básicamente en meter a Micho en la bolsa de los bocadillos, y que no maullara mientras lo colaba en el Estadio Romano de Mérida, y así fue como lo hice... De puro milagro, ya que los guardias y encargados de la puerta revisaban mochilas aleatoriamente y a nosotros nos dejaron pasar, pero a un joven que venía detrás nuestra con 4 kilos de explosivos plásticos para celebrar los goles le dijeron que no podía acceder al recinto...


Una vez sentados en el Fondo Sur, Micho fue la sensación del graderio, maullaba sin parar cada vez que alguien venía a tocarle la cabeza y a decirle: “Hola gatino bonito...”. Yo ya se lo había advertido... Él solo quería ver el partido, pero durante el calentamiento y en ocasiones durante el partido y el descanso del mismo en el que se cenó su latita de Atún Calvo en Aceite de Oliva, fue inevitable que recibiera la visita de algunos críos más interesados en el gatito-panda, como lo definió una nena de unos 5 años, que en la clasificación mundialista. Incluso los hubo que se hicieron fotos con él. Micho refunfuñaba, pero pronto se concentraba en las jugadas y no perdía de vista el balón... Y en los tres goles, de la emoción, me soltó un buen par de mordiscos...


Mereció la pena solo por él, la verdad... Satisfecho, con lo que parece una extraña sonrisa gatuna, aún duerme en la gatera, con una respiración tranquila, soñando, quizás, con balones a los que golpear con la pata...



domingo, 6 de septiembre de 2009

Regina



Fue en el año 89 cuando escuché por primera vez esta canción en un programa llamado "Plastic" que emitía TVE los viernes por la tarde. Me llamó mucho la atención la historia de la canción interpretada por el grupo islandes "neopunk" Sugarcubes (antiguo grupo donde militaba Bjork y sus cejas). Al parecer, "Regina" era el único bombardero que había en Islandia (territorio danés hasta 1.944) durante la Segunda Guerra Mundial, un viejo bimotor que no estaba para muchos trotes. Los islandeses decidieron mandarlo a la guerra tal cual, y Regina acabó precipitándose al mar, conviertiéndose en nuevo hogar de las langostas marinas...


Desconozco si la historia es cierta o no, la cuento tal como la recuerdo, y la verdad es que no encontré nunca nada de información al respecto, en fin, ahí os dejo el video para empezar la semana...

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Errando flechas.


Ulises, mi monitor de tiro con arco, se mesó la barba de dos semanas y me miró apesadumbrado. “Dos meses sin aparecer por el club y fallas todas las flechas...”, musitó.


  • ¿Sabes que significa eso?, preguntó.

  • No, le mentí.


“Desconcentración, inseguridad... El tiro con arco es como la vida misma, Duncan, si no tienes confianza y pisas con fuerza, la flecha va fuera, fallas. Si, por el contrario, puedes sentir el arco, su tensión, como parte de ti mismo, entonces, en su equilibrio encontrarás el blanco, el objetivo, y no sólo eso, también la belleza de este deporte...”, me comentó mientras Apolo y Diana, los dos hermanos, intercambiaban miradas cómplices desde la línea de tiro.


El presuntuoso de Apolo apenas me había dirigido la palabra en toda la tarde, se notaba que entrena a diario. Vestía su típica camiseta de tirantas que dejaba ver sus dos enormes brazos, con los que tensa la cuerda con bastante facilidad, en uno de sus brazos tenia tatuado el lema ”Dafne”, rodeado por una rama de olivo, que no sé que carajo significa, y en el otro pone “Jacinto”, con una flor abierta junto al nombre. Sus aciertos eran continuos y no paraba de hablar algo sobre una lira...


Diana llevaba, como es habitual en ella, su bonito collar de plata que representa a un roble coronado por una luna. El pelo recogido en un gracioso moño y lucía su tatuaje de un ciervo con cierto orgullo. Su longbow sonaba como el zumbido de una abeja, y su mirada, desafiante, acompañaba a todas las flechas a su seguro destino.


  • “...Cuanto tiempo sin vernos”, me ha dicho dedicándome una tímida sonrisa, “...Ya era hora de que se te viera el pelo por el club, Duncan de Gross, nacido bajo el signo de Orión...No todo es Jazz, gatos y absenta en esta vida...”.


“Vuelve a intentarlo una vez más”, me ha pedido tajante Ulises mientras me ofrecía una flecha de carbono con plumas verdes y blancas. “Respira, controla la respiración mientras tensas y busca el amarillo, el centro de la diana, siente tus músculos y la cuerda como parte de un todo, hierático, y en la suelta deja que todo fluya, Panta Rei...”, musitaba mientras mi arco olímpico se contorneaba sensualmente ante mi.


Un pensamiento, la tímida sonrisa de Diana, ha pasado como el fugaz rayo de una tormenta de verano. He soltado la cuerda al tiempo que exhalaba un suspiro prisionero, breve, y la flecha ha errado en su vuelo, como la vida.Ulises, entonces, ha arqueado una ceja. Apolo ha bufado, y Diana, su hermana, me ha dedicado un guiño y una posterior y misteriosa sonrisa...Tímida, pero perturbadora...